Tres mujeres migrantes no recuerdan de dónde vinieron y viven de recolectar lo que otros migrantes desechan para salvar sus vidas. En un espacio indeterminado y distópico, el grupo teatral explora la puesta en escena virtual y la construcción de espacios no realistas, ¿Quién es el enemigo? ¿Quién pone en riesgo tu vida? Son los interrogantes que Débora Astrosky, Paula Casabona y Graciela Muñoz plantean en esta nueva propuesta del grupo teatral nacido en medio de la pandemia.
“Las Vino Tinto somos hijas de la pandemia. Yo viajo por el mundo dando clases de actuación y de pedagogía, voy a Montevideo desde hace seis años. En 2020, había empezado a trabajar con un grupo de actores en una obra presencial y a los 20 días, se decretó la pandemia. El primer impacto fue la soledad. Los actores necesitamos de trabajar con los otros, entonces trabajar separados fue fuertísimo”, cuenta Débora Astrosky, pedagoga teatral, actriz y dramaturga de Distancia omitida.
Para crear un clima de comunión, Débora Astrosky comenzó con varios proyectos virtuales como Tertulias Shakespearianas cuando recibió la invitación de un amigo para participar de una obra de teatro por Instagram. Esa fue la mecha que encendió su curiosidad para empezar a investigar las diversas posibilidades del teatro-pantalla. “Ensayaba en mi cocina e iba haciendo mi set. Era muy loco porque yo estaba en mi cocina, abría mi heladera, pero, por otro lado, era teatro lo que estaba pasando. Yo hacía la obra desde Buenos Aires y el director desde Arequipa, Perú. ¡Fue una experiencia increíble! Ahí se empezaron a unir las fichas y empecé a investigar con mis alumnos cómo se podían lograr imágenes en la pantalla”, relata.
Con dirección de Cristina Velázquez y la creación técnica de Verónica Alvarenga, Las Vino Tinto bucean en la puesta en escena y en las posibilidades técnicas que ofrece el teatro-pantalla. Las funciones suceden en vivo con lo cual esto genera una especie de vértigo tanto para el equipo como para los espectadores. “Para mí, es muy importante que estas experiencias sean en vivo porque el público asiste a esa experiencia de vértigo al igual que cuando asiste a un teatro de sala. Verónica Alvarenga hace un gran trabajo. Con ella, empezamos a descubrir que la pantalla proponía artísticamente; dar ritmo a partir de los movimientos que ofrece la pantalla con las actrices y componer con eso una puesta en escena”, señala Débora Astrosky sobre el teatro-pantalla.
A diferencia del streaming, la dramaturga y actriz de Distancia omitida sostiene que el teatro-pantalla produce un vínculo particular entre el actor y la cámara. “Con el streaming, los actores asisten a la sala teatral y se graba la función. Hay variantes dentro de este trabajo como la cámara fija, que muestra la totalidad del escenario como si un espectador estuviera sentado en la platea y después hay otra propuesta que se mezcla con el lenguaje televisivo porque se ponen varias cámaras en el escenario y se hace un trabajo de edición donde el espectador ve la selección que hace otro. En el teatro pantalla, el espectador asiste al hecho en vivo y el actor es el que mueve la cámara. Va eligiendo lo que muestra al mismo tiempo que está actuando. Todo esto termina de componer el lenguaje de esa situación dramática” afirma Débora.
En Distancia omitida, las actrices se encuentran desde sus propias casas y la pantalla adquiere un acompañamiento vital para construir una situación dramática en la que se entrecruzan distintos climas, estados y sensaciones. Para hacerlo, cada actriz construyó su propia `cuevita` en su casa. “En Distancia omitida me interesaba visibilizar a las clases sociales que comienzan a generar la construcción de un otro, que desconocen su realidad por eso el contexto de la obra son las migrantes. La forma de contar la obra es un discurso fragmentado que tengo muy impregnado del lenguaje de las series”, cuenta Débora Astrosky.
Con la intención de seguir creando, Débora comenta que ya está escribiendo una obra para el teatro-pantalla. Acostumbrada por sus experiencias previas como La última botella, una obra de tres episodios con un formato de serie, la actriz, dramaturga y pedagoga teatral se encuentra trabajando en un nuevo proyecto ya pensado para el teatro-pantalla. “Estamos haciendo algo tan antiguo y milenario como el teatro en un formato que se está gestando permanentemente”, apunta sobre sus creaciones.
Ficha técnica artística:
Dramaturgia: Débora Astrosky
Dirección: Cristina Velázquez
Actúan: Paula Casabona, Graciela Muñoz y Débora Astrosky
Música: Analía Barbieri
Operación técnica: Verónica Alvarenga
Redes sociales: @lasvinotinto