“Su legado es recordarnos por qué estamos acá”

El hijo del cineasta ruso Andrei Tarkovski llegó a Buenos Aires para participar del Festival Tarkovski que incluye una muestra de sus fotografías Polaroid, la exhibición de sus películas, conciertos y la presentación de la primera edición en español del libro “Narraciones para cine”, que reúne todos los guiones del cineasta

El hijo del genial cineasta ruso Andrei Tarkovski (1932-1986) llegó a Buenos Aires para participar del Festival Tarkovski, inauguradó ayer en la Casa Nacional del Bicentenario (CNB) y que incluye una muestra de sus fotografías Polaroid, la exhibición de sus películas, conciertos y la presentación de la primera edición en español del libro “Narraciones para cine”, que reúne todos los guiones del cineasta, incluso tres que no filmó.

 

“Mi padre es parte del legado poético de su propio padre” expresa Tarkovsky hijo – Foto: Télam

 

Presidente del Andrey Tarkovsky International Institute, Tarkovski hijo es, junto al Ministerio de Cultura de la Nación y los cineastas argentinos Daniel Rosenfeld y Mariano Nante, uno de los organizadores de este evento que incluirá un ciclo de su filmografía completa, con títulos emblemáticos como “El espejo” y “Solaris”, que se realizará a partir del viernes en el Cine Amigos del Bellas Artes (avenida Figueroa Alcorta 2280).

Además de brindar una Clase Magistral, que él considera “una conversación con el público sobre un autor que pone luz sobre la condición humana”, Tarkovski hijo presentará este jueves, a las 19, en la Fundación Vocación Humana (Aráoz 1942), el libro “Narraciones para cine”, “una colección de guiones que permite entender mejor su trabajo, tanto sus películas como su forma de escribir”.

“Mi padre pensaba que sus películas no necesariamente debían entenderse, sino que cada uno debía encontrar su propia conexión emocional y espiritual con ellas, como con cualquier obra de arte, que no es una idea matemática sino algo que te atraviesa y te tiene que emocionar. Mirar sus películas es una experiencia espiritual donde el entendimiento es secundario y lo importante es el impacto emocional”, afirmó Tarkovski.

 

 

 

Compartimos la entrevista completa realizada por Télam:

 

¿Cuál es legado humano y estético que las películas y la obra escrita y fotográfica de su padre dejó para la posteridad?

Andrei Tarkovski (h): Su trabajo, sus filmes, su visión de la vida y su interpretación sobre la existencia nunca estuvieron separados. Su legado es recordarnos por qué estamos acá, por qué vinimos a este mundo. Es una manera de responder a preguntas fundamentales sobre nuestra existencia. Cada uno puede elegir su propio camino, pero su obra nos muestra cómo aproximarnos a la realidad y buscar la verdad. Su arte es una búsqueda espiritual para encontrarse consigo mismo. Es un intento de conocer el mundo como persona. Y para mostrarnos que hay mucho más en la realidad de lo que podemos ver o interpretar.

 

¿De dónde surge la vocación poética que recorre la obra escrita y audiovisual de su padre?

Mi padre es parte del legado poético de su propio padre, el gran poeta ruso Arseni Tarkovski. Estuvo muy influenciado por sus poemas, que están presentes en casi todos sus filmes. Mi padre se convirtió en el artista que fue, con su propia visión del mundo, con ese poderoso sentimiento poético, gracias a que su padre fue un poeta totalmente diferente. Los filmes de mi padre son un intento de transponer al cine las imágenes de los poemas de mi abuelo. Mi padre fue un artista ruso, pero nunca pensó que debía hablarle sólo a los rusos. Por eso el mensaje de sus filmes es apreciado alrededor del mundo y el poder de sus imágenes todavía trasciende las fronteras.

 

 

Acerca de sus fotografías Polaroid, qué emociones y sentimientos expresan las que se verán en Buenos Aires, teniendo en cuenta que fueron tomadas durante sus últimos años en Rusia y los que pasó luego en Italia?

Son Polaroids tomadas a partir de 1979, la primera vez que fue a Italia a trabajar el guión de “Nostalgia” junto a Tonino Guerra. Se hospedó en una pequeña villa de aguas termales de la Toscana, que luego sería uno de los escenarios del filme. Mientras trabajaba en el guión, usaba la pequeña cámara Polaroid que Tonino le había dado y daba vueltas por el lugar tomando algunas imágenes, tal vez pensando en el guión o tratando de encontrar locaciones. Quedó enamorado de esa cámara tan sencilla y fácil de usar. De hecho esas fotos son su único legado fotográfico, salvo por algunas pocas fotos que sacó cuando era joven. Él nunca usaba cámaras de fotos, pero con la Polaroid fue distinto. La mayoría de sus imágenes tienen un sentido nostálgico. Es como si hubiera intentado atrapar cada bello momento que lo rodeaba: un amanecer, un bosque, un perro, el horizonte, el agua y el silencio. Transmiten las emociones que mi padre expresó en aquella película.

 

Su padre fue uno de los cineastas más apreciados, especialmente por su enorme capacidad de captar en sus películas los temores íntimos de las personas frente al misterio de la existencia. ¿Cuál de todas sus películas piensa que expresa mejor esas sensaciones e incertidumbres existenciales?

Es difícil saber cuál es el filme que expresa sus ideas más clara o precisamente. Creo que todos sus filmes participan de una misma cosa, que es una misma gran película. Cada uno de ellos refleja una parte de su vida, cierto período de sus propias investigaciones humanas y artísticas, su pasado. Creo que todos tienen la misma importancia y no sé decir cuál es el más importante, el más fuerte o el más personal, el que más conecta con uno mismo. Después de “La infancia de Iván” y “Andrei Rublev” su vida empezó a cambiar, conoció las críticas de las autoridades soviéticas y la censura. Empezó a defenderse recién después de “Solaris”. “El espejo” y “Stalker” se convirtieron en filmes mucho más concentrados. Creo que “Stalker” es el filme que más me tocó, pero igualmente es difícil decirlo. Qué podríamos decir de “El sacrificio”, que es su testamento espiritual, sin dudas uno de sus filmes más importantes, porque expresa su visión sobre el mundo en el final de su vida. Cuando empezó el rodaje, él ya estaba enfermo. Pensaba mucho sobre el destino del hombre, el Apocalipsis y el fin de nuestra civilización. Todos estos filmes son de alguna manera profético.

 

 

¿Cuáles son los temas e ideas que se abordan en el libro “Narraciones para cine”, cuya edición española será presentada por usted en Buenos Aires?

El libro reúne todos sus guiones para cine, incluidos tres que nunca filmó. Es un trabajo muy importante para entender la génesis de sus filmes, porque permite ver cuán diferentes eran esos guiones de sus películas. Ahí está reflejado su proceso creativo. Ninguna de sus películas fue realizada de manera idéntica al guión, porque cambiaban mucho cuando llegaba el momento de filmarlos: diálogos, episodios, todo variaba dentro del set. Su proceso creativo estaba siempre en evolución. Muchas veces escribía diálogos para sus actores minutos antes de filmarlos. Esa era su forma de trabajar, porque sabía que desde que escribís un guión hasta que lo filmás el tiempo pasa, tus ideas e impresiones cambian y ni siquiera sabés si las condiciones climáticas o las condiciones de luz serán las mismas. Es por eso que sus decisiones no podían ser automáticas.

 

En su libro “Esculpir en el tiempo”, su padre valoraba el poder de la observación y la contemplación calmas frente a la naturaleza. ¿Cree que la observación podría ser una de sus enseñanzas más importantes, teniendo en cuenta los tiempos acelerados que corren hoy en día?

La contemplación era muy importante para él. El hecho de mirar películas de Tarkovski es en sí mismo un proceso de contemplación. Él adoraba el arte japonés, hablaba mucho de los haikus, esos poemas japoneses que son la contemplación de un momento, una meditación. Eso es fundamental para entender sus filmes. En la actualidad esa forma de observar la naturaleza cambió. El cine cambió, el montaje de las películas es completamente diferente. Mi padre filmaba largos planos secuencias que reflejan el ritmo de la vida real y no la aceleración que imponen los productos hollywoodenses. El cine debe volver a pensar de ese modo. Si los cineastas quieren hablar de la condición humana primero deberían entenderse a sí mismos. Debemos detenernos a pensar y contemplar. Es imposible comprenderte a vos mismo sin hacer una pausa.