Cuando estrenó “El Apóstata” (2016), Federico Veiroj demostró una forma particular de contar la historia de un hombre que, más que renunciar a la fe católica, necesitaba salirse de los límites y de toda regla impuesta por la sociedad. Belmonte (2018) fue otra propuesta donde buceó en la psicología y en las emociones de un artista plástico atormentado. Esta vez, el director uruguayo presenta “Así Habló el Cambista”, donde apuesta por una producción más grande que en sus filmes previos sin perder de vista su característica por llevar a escena historias protagonizadas por antihéroes tragicómicos. Así lo demuestran sus últimos filmes.
A diferencia del artista plástico Javier Belmonte y de Gonzalo Tamayo, personajes complejos y atravesados por dudas existenciales, la última película que llega a los cines hoy, presenta a Humberto Brause, un cambista al que le gusta definirse como “el origen de todos los males”. Este papel lo lleva adelante, nada más ni nada menos, que Daniel Hendler, a quien se lo nota visiblemente transformado por una prótesis dental que lleva el personaje.
Basada en la novela homónima del escritor Juan Gruber de 1979, “Así Habló el Cambista” comienza con una alusión bíblica. Jesús atraviesa los mercados de Jerusalén derribando cada uno de los puestos de cambistas. Se produce una elipsis, la historia hace un viaje en el tiempo hacia los años setenta en Montevideo. Humberto Brause se convierte en el enunciador de su propia historia en el mundo cambiario.
Con un tono novelístico y más expositivo que en sus filmes previos y a través de flashbacks, el director uruguayo compone la llegada de Brause al “paraíso cambiario”. Esta oportunidad la obtendrá a través de su suegro el señor Schweinsteiger (Luis Machín), un cambista con una reputación intachable que se remonta a treinta años. Brause se enamorará de Gudrun (Dolores Fonzi), la hija de su jefe. Allí, comenzará el descenso de este personaje que genera empatía y cierto halo de comicidad por las situaciones que atraviesa en su caída.
Como metáfora de su caída, es destacable una escena del film donde Gudrun y Brause tienen una cita. Mientras cenan en un ambiente lujoso, su novia y futura esposa le dice: “A mí no me gustan las cosas que huelen a podrido” y el replicará: “Todo lo bueno huele a podrido, Gudrun”. Casi como un anticipo de lo que vendrá, el lujo y la buena vida que lograrán a través del tiempo, se verá opacada por ese olor a podrido al que alude Gudrun. Una clara alusión de que las cosas no terminarán nada bien.
Para Humberto Brause, el origen de todos los males estará en su ambición, que comenzará cuando decide involucrarse con políticos uruguayos. Habilidoso y oportunista, participará en un negociado donde hay mucho dinero por medio. En este momento de la película, ya casado con Gudrun, su matrimonio está casi arruinado y la hostilidad entre ellos se hace cada vez más ostensible. En este contexto, Dolores Fonzi realiza una composición notable de una mujer fría, despiadada, ambiciosa e inmutable ante las circunstancias que rodean a su marido.
El “Jardín del Edén” de Humberto Brause se convertirá en cenizas con la llegada de Bonpland. (Benjamín Vicuña). En su pequeña oficina ubicada en pleno centro financiero de Uruguay, acudirá este militar con intenciones de quedarse con una plata que no le pertenece ni a él ni a Brause. Pero él se las ingeniará para salirse con la suya.
Las últimas producciones de Federico Veiroj dan muestra de un director que tiene una mirada singular para contar historias. La repercusión de sus películas en festivales internacionales confirma este hecho. “Así Habló el Cambista” representa la historia de un hombre que está dispuesto a todo con tal de ganar dinero, una situación que no discrimina profesiones.
Ficha técnico-artística
Coproducción Alemania/Uruguay/Argentina.
Dirección: Federico Veiroj
Guión: Arauco Hernández, Martín Mauregui & Federico Veiroj
Fotografía: Arauco Hernández
Dirección de Arte: Pablo Maestre Galli
Montaje: Fernando Franco & Fernando Epstein
Sonido: Catriel Vildosola
Música Original: Hernán Segret