Una investigación realizada en Reino Unido revela que los adolescentes de minorías sexuales –atraídos por el mismo o ambos sexos– son más propensos a experimentar problemas de salud mental, ambientes sociales adversos y efectos de salud negativos que sus contrapartes heterosexuales.
El objetivo del estudio, publicado en The Lancet Child and Adolescent Health, fue rectificar la falta de datos actuales sobre las minorías sexuales en la Generación Z (personas nacidas entre 1995 y 2015) que han crecido en una época de avances en los derechos universales.
Los autores, investigadores de la Universidad de Liverpool y del University College de Londres, analizaron información sobre casi 10.000 adolescentes –629 de minorías sexuales versus 9.256 heterosexuales– nacidos entre 2000 y 2002 que actualmente participan en el Estudio de Cohorte del Milenio (MCS).
Los expertos analizaron la salud mental (depresión, autolesión), social (victimización, intimidación) y otros datos relacionados con la salud (percepción del peso, uso de sustancias) en los jóvenes a la edad de 14 años. Además, estimaron el número de dificultades concurrentes en cada grupo.
Los investigadores encontraron que las minorías sexuales eran alrededor de cinco veces más propensas a experimentar síntomas depresivos (54 por ciento versus 15 por ciento) y autolesión (54 por ciento versus 14 por ciento). También tenían menor satisfacción con la vida (34 por ciento versus 10 por ciento), menor autoestima y eran más propensos a experimentar intimidación de compañeros (27 por ciento versus 10 por ciento) y victimización (es decir, agresión sexual/ o acoso, 11 por ciento versus 3 por ciento).
Apoyo para los jóvenes
Las minorías sexuales también tenían más probabilidad de consumir cannabis (16 por ciento versus 6 por ciento) o alcohol (67 por ciento versus 52 por ciento), de percibirse a sí mismas con sobrepeso (49 por ciento versus 33 por ciento), y de hacer dieta para perder peso (66 por ciento versus 44 por ciento). Según la autora principal, Rebekah Amos, de la Universidad de Liverpool, estas cifras “ilustran las adversidades actuales a las que se enfrentan este grupo de adolescentes”.
La investigación muestra la necesidad de mayores esfuerzos de prevención e intervención a nivel escolar, comunitario y de políticas para garantizar que los adolescentes de minorías sexuales no se enfrenten a situaciones sociales, económicas y de salud adversas de por vida.
Para Ross White, psicólogo clínico y coautor del estudio, “los profesionales de salud mental, maestros, padres y jóvenes deben trabajar juntos para crear sistemas de apoyo que permitan a los jóvenes prosperar independientemente de su orientación sexual”. De ahí que un aspecto importante será fomentar actitudes sociales que celebren la diversidad, reconozcan la humanidad común y fomenten la compasión por uno mismo y por los demás.
“A pesar de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y la introducción de la orientación sexual como una característica protegida, todavía existen grandes desigualdades sociales y de salud para los adolescentes de minorías sexuales que crecen en el siglo XXI”, concluye Rebekah Amos.
(Agencia SINC)