Los desastres climáticos provocaron 1,3 millones de muertes en los últimos 20 años, durante los cuales las pérdidas económicas por esos fenómenos crecieron un 151 por ciento, según un informe de la ONU divulgado hoy.
El documento, elaborado por Naciones Unidas en colaboración con el Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres de la Universidad de Lovaina (Bélgica), aseguró que en ese lapso 4.400 millones de personas resultaron afectadas por catástrofes, sea porque quedaron heridas, sin hogares o fueron desplazadas. Asimismo, el documento señaló que en 2017 hubo 335 desastres naturales que afectaron a 95,6 millones de personas, causaron 9.697 muertos y tuvieron un costo total de 335.000 millones de dólares, lo que lleva un acumulado de 2,24 billones de dólares en las últimas dos décadas.
“Para valorar las pérdidas económicas por un desastre hay que analizar su impacto en diferentes sectores, como la agricultura, el energético, el transporte; así como en la educación y la sanidad”, dijo hoy en rueda de prensa el especialista de la Agencia de Naciones Unidas para la Reducción de Desastres, Ricardo Mena, según consignó la agencia de noticias EFE. Según su análisis, el aumento de la población, de propiedades e infraestructuras en áreas costeras propensas a inundaciones y huracanes hará que haya cada vez más gente vulnerable y más activos expuestos a los desastres.
Los desastres vinculados con el clima -que en buena parte están relacionados con el calentamiento global- ocurridos en las últimas dos décadas representaron el 91 por ciento de los 7.255 desastres contabilizados en total, reportó el informe de la ONU. De ellos, las inundaciones y las tormentas (categoría que incluye huracanes y ciclones) fueron los más usuales, mientras que en términos financieros Estados Unidos, China y Japón fueron los países con mayores pérdidas.
Debarati Guha, del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres de la Universidad de Lovaina, dijo que la mayoría de pérdidas económicas son reportadas por países ricos, donde los bienes están cubiertos por seguros, mientras que gran parte de las pérdidas que sufren los países pobres “no quedan reflejadas en ningún sitio”. Guha instó a que los países se doten de políticas de prevención y mitigación de desastres porque “habrá muertos por las catástrofes o por la malnutrición, que será una de las consecuencias de las inundaciones y sequías”.