Saber si un caballo está agitado o no es ahora posible mirándolo a los ojos. Aunque muchos cuidadores pueden reconocer cuando sus animales están inquietos, a veces puede resultar difícil percibir el estado de ánimo de un caballo, sobre todo si el equino ha sido bien entrenado.
“Cuando se entrenan caballos, les enseñamos específicamente a suprimir sus respuestas al estrés porque se quiere que reaccionen cuando están asustados o nerviosos. Pero incluso si han aprendido a suprimir su reacción, en realidad no disminuye el estrés que sienten”, cuenta Katrina Merkies, profesora en el Ontario Agricultural College de la Universidad de Guelph (Canadá).
Un nuevo estudio, liderado por Merkies y publicado en la revista Animals, muestra por primera vez la importancia de las contracciones de los párpados como indicadores de estrés. Aunque los monitores de frecuencia cardíaca o los niveles de cortisol en la sangre ya pueden mostrar estos datos, el hallazgo permite de forma fácil, simple y sobre todo no invasiva detectar el estrés en estos mamíferos.
“Con los humanos, ya conocemos los cambios de parpadeo cuando estamos bajo presión. Algunos estudios han demostrado que parpadeamos más cuando estamos alterados, mientras que otros descubrieron que parpadeamos menos. Queríamos ver si las tasas de parpadeo de los caballos también variaban”, explica Katrina Merkies, profesora en el Ontario Agricultural College de la Universidad de Guelph (Canadá).
Una mirada que dice mucho
El equipo de investigación reclutó a 33 caballos de varias razas de tres instalaciones de clases de equitación en el este de Ontario y los expusieron a tres escenarios levemente estresantes.
En el primero, se lanzó una pelota frente al caballo en un intento de asustar al animal. En el siguiente, el caballo se separó visualmente de su yeguada durante unos minutos. Y por último, los científicos quitaron durante tres minutos la comida del caballo justo a la hora de comer mientras que sus compañeros sí podían comenzar a alimentarse.
Los investigadores grabaron a los caballos y observaron los cambios en el movimiento de sus ojos y oídos, la inclinación de la cabeza y la inquietud general. Descubrieron que retener la alimentación durante unos minutos era lo más estresante para el caballo, como lo indica su mayor frecuencia cardíaca, inquietud y movimiento de la cabeza. Por el contrario, la separación y la prueba de sobresalto provocaron poca respuesta, seguramente porque estaban acostumbrados a ello.
“La retirada de alimentos fue algo nuevo, por lo que es probable que esa fuera la causa por la más se estresaron”, indica la experta. Cuando los investigadores revisaron los vídeos de los ojos de los caballos durante el momento más angustioso, notaron que los animales parpadeaban menos pero movían más los párpados superiores.
La tasa de parpadeo total de los caballos disminuyó a una media de cinco parpadeos por minuto durante el estrés en comparación con las ocho o nueve veces por minuto cuando estaban relajados. Durante la restricción de alimentos, sus contracciones de los párpados aumentaron de media de dos contracciones por minuto a seis contracciones por minuto. Los científicos no constaron un aumento en las contracciones de los párpados con las otras pruebas de estrés.
“No hay una técnica que nos diga todo, pero esta es otra herramienta que podemos aprovechar para comprender mejor a nuestros animales”, concluye Merkies.
(Agencia SINC)