El lanzamiento en 1957 del Sputnik, el primer satélite, marcó el comienzo de una nueva era para la humanidad. Hoy en día la Tierra está rodeada por naves espaciales que realizan un trabajo imprescindible para los servicios de comunicación y navegación globales, estudiar el clima, salvar vidas tras los desastres y ayudar a responder cuestiones científicas.
Pero todas estas naves, incluidas las tripuladas como la estación espacial internacional, corren riesgo de tener colisiones accidentales con los más de 129 millones de objetos de un tamaño superior a un milímetro que actualmente orbitan alrededor de nuestro planeta. Estos pueden ser desde viejos satélites inactivos o etapas de cohetes hasta escamas de pintura.
No importa lo pequeños que sean los fragmentos, cualquier pequeño trozo que viaje a una velocidad de 56.000 km/h es peligroso si choca con alguno de los numerosos satélites que nos conectan al mundo, ya sea por GPS, telefonía móvil o internet. Además, se puede producir un efecto en cascada si chocan unos contra otros, generando todavía más escombros y haciendo que las órbitas más útiles no sean seguras.
En este contexto, entre el 20 y 23 de abril de 2021 la ESA acoge la 8ª Conferencia Europea sobre Basura Espacial en Darmstadt (Alemania), aunque los asistentes la pueden seguir de forma virtual. Científicos, ingenieros, representantes de la industria y políticos discutirán los problemas, las investigaciones en marcha y los retos pendientes frente a los desechos espaciales.
Los expertos coinciden en que la solución es actuar antes de que sea demasiado tarde, un mensaje que la ESA transmite también con el estreno mundial este martes de la película Time to Act (Hora de actuar).
La Agencia Espacial Europea está desarrollando tecnologías para un sistema automático de prevención de colisiones, así como métodos para repostar, reparar y actualizar satélites en órbita, prolongando la vida útil de las misiones y reduciendo potencialmente la cantidad de satélites nuevos que deben lanzarse.
La misión ClearSpace-1
Entre las actuaciones de la ESA también destaca la misión ClearSpace-1 (liderada por una empresa suiza del mismo nombre), que será la primera del mundo destinada a eliminar basura espacial. Su lanzamiento está previsto para 2025.
La misión tendrá como objetivo la etapa superior Vespa (adaptador de la carga útil secundaria del cohete Vega), abandonada en una órbita de entre 800 y 660 km de altitud tras el segundo vuelo de este lanzador en 2013. Con una masa de 100 kg, Vespa tiene un tamaño similar al de un satélite pequeño, una forma simple y robusta construcción, lo que hace que sea un primer candidato ideal para este tipo de operación.
El satélite ‘cazador’ ClearSpace-1 se enviará a una órbita inferior de 500 km de altitud para una serie de ensayos críticos y de puesta en servicio antes de ascender a la órbita final, donde capturará el objeto empleando cuatro brazos robóticos.
Después, tanto el satélite de captura como Vespa se desorbitarán para que se desintegren juntos en la atmósfera.
(Agencia SINC)