La contaminación por plásticos es un problema no tan conocido, pero diversos estudios realizados en el último tiempo dan cuenta que es un tema del que habría prestarle más atención.
Además de la contaminación de los mares a causa de los desperdicios plásticos (al año se tiran 12,7 millones de toneladas al mar de esta clase de desperdicios), una última investigación revela ahora que pequeñas partículas de este material también están presentes en la sal que consumimos y que las empresas alimentarias utilizan para agregarle a las comidas.
Los investigadores de la Universidad estatal de Nueva York creen que la mayor parte de las partículas de plásticos provienen de objetos como botellas o bolsas.
En declaraciones a The Guardian, Sherri Mason, profesora de la Universidad de Minnesota y que colaboró con los investigadores, afirmó que los plasticos estan “en el aire, en el agua, en los alimentos del mar, en la cerveza y en la sal. Los plásticos están en todas partes”.
Sus dichos surgen tras examinar 12 tipos de sal marina comprada en tiendas de comestibles estadounidenses alrededor del mundo. Según Mason, cada norteamericano podría ingerir hasta 660 partículas de plástico cada año, al consumir 2,3 gramos de sal por día. Sin embargo, el medio inglés destaca que cada habitante de Estados Unidos podría consumir mucho más que esto, según las estimaciones del departamento de salud de este país.
Las consecuencias de ingerir estas partículas de plástico son desconocidas. De acuerdo a The Guardian, a los científicos les está costando realizar estudios en este sentido porque no encuentran personas que no estén expuestas al consumo de plástico.
“Todo el mundo está expuesto, en algún grado y en algún momento, desde la gestación hasta la muerte”, señalaron investigadores de la Universidad de John Hopkins y de la Universidad de Arizona en 2013.
De acuerdo a la Fundación Ellen MacArthur, para el 2050 habrá más cantidad de desperdicios plásticos de que peces en los océanos. En España, un estudio de del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) señaló que solo en el Mediterráneo se arrojan 1.445 toneladas de plástico cada año.
Algunos de este desperdicios pueden ser comidos por los peces, causarles heridas o incluso enfermedades. El riesgo de que se produzca una bioacumulación, es decir que estas particulas vayan acumulandose en los tejidos de los organismos vivos es una posibilidad concreta y un peligro para la salud humana. Un estudio de Greenpeace halló microplásticos en en mariscos y pescados como el atún o el pez espada.
A principios de este año, la ONU declaró la guerra contra el plástico oceánico, lanzando la campaña #Mareslimpios, durante la Cumbre Mundial del Océano. La iniciativa insta a los gobiernos a aprobar políticas de reducción de plásticos, urge a las industrias a disminuir los empaques que utilizan este material y a rediseñar productos y llama a la gente a cambiar sus hábitos.
El oficial de Industria Pesquera de la FAO, Petri Suuronen, afirmó a Noticias ONU que estos microplásticos a menudo transportan contaminantes tóxicos y representan un riesgo real para la seguridad alimentaria y la salud humana si entran en la cadena alimentaria a través de los peces que comemos.
“Con una población planetaria estimada en 9.700 millones de personas en 2050, la amenaza de las poblaciones de peces contaminados con microplásticos y sus toxinas asociadas sería muy grande”, agregó.