El escritor y psicoanalista Luis Gusmán publicó al unísono tres ensayos literarios. Escritos en diferentes registros, dan cuenta de su versatilidad en la escritura pero, sobre todo, de su capacidad para articular una posición en la tradición literaria. Una literatura que escapa a la linealidad y se construye de a pedazos, como una “práctica inestable”, según sus propias palabras.
“La valija de Frankenstein” (Edhasa), “La literatura amotinada” (Tenemos las máquinas) y “Esas imbéciles moscas” (Godot) son los tres libros que Gusmán lanzó en Diciembre de 2018.
Nacido en Buenos Aires en 1944, Gusmán es autor de la novela “El frasquito” y cofundador de la revista Literal. Sus tres últimas publicaciones son fruto de años de trabajo.
Las tres obras dialogan con otros textos y autores. “La literatura amotinada”, por ejemplo, entabla conversación con Ricardo Piglia, Héctor Libertella y Leónidas Lamborghini. Además de ello y, fundamentalmente, son modos de leer y entender la literatura. El título de uno de sus libros, “La valija de Frankenstein”, condensa esa idea al retomar como recurso metafórico la criatura de Mary Shelley hecha de pedazos de cadáveres.
“Pareciera que los tres libros se armaron como “La valija de Frankenstein”, un poco de azar, mucho de mezcolanza. Hay un hilo que atraviesa los tres y es lo que llamás dinámica; para mí, la literatura es una práctica inestable. El punto de encuentro es la inestabilidad y la mezcolanza. Cómo los protocolos de lectura van cambiando
En mi época, mi primer libro “El frasquito” era subversivo y de vanguardia, fue prohibido. Para mí, tenía cierto tono dramático: hoy ciertos lectores jóvenes dicen que es divertido. Cuando a Borges le preguntaron cómo iba a ser la literatura del 2000, respondió “si me dicen cómo se va a leer en el año 2000, les puedo decir cómo va a ser esa literatura”. Se trata de intersecciones, entrecruzamientos”
El autor plantea que “la linealidad es un obstáculo para la lectura. (James) Joyce cuando se decide a escribir “Finneganns Wake”, le dice a su editora que “la trama continuada, la literatura estereotipada, ya no transmiten mas”. Si pienso en la literatura mal compaginada es una metáfora que atenta contra esa trama continuada de la literatura. Hay metáforas dormidas durante mucho tiempo, solo las lecturas las pueden despertar.
Barthes decía, hablando de “Mobile” de Michel Butor, que cada vez que aparece un libro hay que ver en la crítica regular aquello que ha sido herido. Leónidas Lamborghini atentaba todo el tiempo contra el poder establecido. Para él, la parodia, y la risa era el arma, que distorsionaba, despertaba las metáforas dormidas de una lectura y una escritura de la tradición gauchesca que había reducido el género a cierto costumbrismo”
Finalmente, Gusmán devela el significado detrás de la metáfora de la valija de Franskenstein
“La criatura va caminado por el bosque y encuentra una valija con libros: “Las desventuras del joven Werther” de Goethe, un tomo de “Las vidas paralelas” de Plutarco y “El paraíso perdido” de Milton. La criatura que hace muy poco a aprendido a leer se transforma en un crítico literario ya que analiza los tres libros y los efectos que han tendido en su vida. Frankenstein es ya un lector.
A partir del descubrimiento de la valija por la criatura se me ocurrió leer qué pasaba con las valijas en la literatura: en la valija los libros se mezclan, en la vida también”
{Télam}