Madonna eligió este jueves la bulliciosa avenida Times Square de Nueva York para presentar su última dosis de arte, un esperado documental que gira en torno a los alabados conciertos que ofreció en Lisboa a principios de 2020 durante el tour de su último disco, “Madame X”, y en el que también se cuelan imágenes de vivencias íntimas.
La “reina del pop”, dedicada al mundo de la música durante más de cuatro décadas, pisó la alfombra roja del lujoso hotel Edition de Nueva York, ciudad en la que nació su vertiginosa carrera, acompañada por su hijo, David Banda, y vestida, con unos tacones de vértigo y unas medias negras de rejilla.
Un corsé negro de profundo escote, unas gafas de sol blancas y una brillante corona completaban un original look con el que Madonna volvió a dejar claro que su joven espíritu permanece intacto, a pesar de algunas dificultades de salud que la diva pasó en los últimos meses.
Sus fans incondicionales podrán ver a partir del 8 de octubre y en la plataforma digital Paramount + el documental, que capta los conciertos intensamente creativos de “Madame X” que la cantante ofreció, específicamente los del Coliseo de la capital portuguesa, un espacio de eventos alejado de los grandes estadios y que tiene una capacidad máxima de 4.000 personas.
“Compartir mi visión con audiencias globales ha sido profundamente significativo para mí. La oportunidad de llevar su mensaje y el arte incandescente de todos los involucrados a una audiencia aún más amplia llega en un momento en que la música es tan profundamente necesaria para recordarnos el vínculo sagrado de nuestra humanidad compartida”, expresó la cantante a través de un comunicado.
Su objetivo con este tour, al más puro estilo Madonna, era el de remover conciencias, tratar de evitar que las personas se refugien en su zona de confort, e incluso incomodar. “Mi mantra para el show es la frase del gran James Baldwin, que es que los artistas están aquí para perturbar la paz”, dijo Madonna a EFE sobre la alfombra roja.
“Creo en eso en cuerpo y alma y lo he creído toda mi carrera, así que para mí ese es el mensaje más importante del documental”, agregó.
Sólo unos pocos privilegiados han podido ver hasta ahora el espectáculo de Madame X, en el que Madonna fusionó pasado y presente, con bombazos de los años 80 como “La Isla Bonita” o “Papa Don’t Preach”, ejemplos de su incursión en la música electrónica como “Frozen”, o piezas de su último álbum, como “God Control” o “Batuka”. Y es que todos los recintos escogidos por el equipo de Madonna para esa gira contaban con un aforo muy reducido, a lo que se unió el hecho de que en varios de los shows se prohibió expresamente el uso de los teléfonos móviles, con la intención de crear una mayor conexión entre la artista y el público.
Para deleite de los seguidores de la responsable de “Like a Prayer”, el documental muestra a la veterana artista de 63 años en algunos de sus momentos más personales, como cuando tuvo que enfrentarse a lesiones de cadera y de rodilla que forzaron la cancelación de varios de sus conciertos en EE.UU., el Reino Unido y Portugal.
Su hijo, David Banda, describió la cinta en una entrevista con EFE como “real, ruda”. “Probablemente la cosa más honesta que has visto en tu vida”, aseguró.
No es casualidad que Madonna escogiera para este documental reflejar sus conciertos de Lisboa, puesto que fue esta ciudad la que inspiró el álbum Madame X, su decimocuarto disco de estudio y que fue lanzado en junio de 2019, después de haberse asentado en la ciudad lusa en 2017.
Ganadora de siete premios Grammy y convertida en una leyenda de la música, Madonna ya presentó, por sorpresa, un aperitivo del esperado documental en los premios MTV Video Music Awards, que tuvieron lugar hace menos de dos semanas en Brooklyn.
Los espectáculos de la gira de Madame X reunían 48 actuaciones de Madonna y distintos artistas, entre ellos la hija de la cantante Lourdes León, además de músicos y bailarines de todo el mundo y la Orquesta Batukadeiras, formada íntegramente por mujeres.
(Con información de EFE)