¿Mañana es mejor?

El próximo viernes, Netflix estrenará “Altered Carbon” una serie de ciencia ficción inmersa en un futuro distópico en el que la conciencia puede ser digitalizada e instalada en nuevos cuerpos

“Altered Carbon”, serie de ciencia ficción que sigue a un ex soldado encargado de investigar un asesinato en un futuro distópico en el que la conciencia puede ser digitalizada e instalada en nuevos cuerpos, estará disponible en la plataforma de Netflix a partir del próximo viernes.

Se trata del primer gran estreno del año del líder mundial de contenidos audiovisuales por streaming; una apuesta fuerte luego de que según medios especializados estadounidenses -y no Netflix, que nunca revela públicamente los presupuestos de sus producciones- invirtiera entre 6 y 7 millones de dólares por cada uno de los 10 episodios de la primera temporada.

 

 

Sigue así el gigante de Los Gatos, California, en su firme objetivo de aumentar exponencialmente la oferta de su catálogo con miras a 2019, cuando Disney lance su propia plataforma de streaming y retire sus contenidos de Netflix.

Para ello, la compañía dirigida por Ted Sarandos invertirá, sólo este año, 8.000 millones de dólares en la producción series y películas con las que procura abarcar múltiples géneros que disuadan a los suscriptores a probar las propuestas de la competencia.

Basada en la exitosa novela ciberpunk homónima del escritor norteamericano Richard K. Morgan, “Altered Carbon” propone un policial negro ambientado 300 años en el futuro, en un universo que retoma estéticas y tópicos de clásicos de la ciencia ficción del cine, la TV, la literatura de Edgar Allan Poe o Philip K. Dick y hasta el manga japonés, como la interacción entre hombre y tecnología, la posibilidad de la inmortalidad, la alteración de la realidad o la individualidad esclavizada por las grandes corporaciones.

 

 

La megalópolis gris, llena de rascacielos amontonados con departamentos diminutos y un submundo callejero marginal, todo adornado por letreros holográficos, homenajea de forma confesa el aspecto visual de “Blade Runner” (1982), en tanto que se adivina una inspiración -quizás en un grado excesivo que pone en riesgo la originalidad- del manga adaptado al animé “Ghost in the Shell”.

“Carbono alterado”, como se llamó la novela de 2002 en los países de habla hispana, se centra en la historia de Takeshi Kovacs, el único soldado sobreviviente de un grupo de guerreros interestelares de élite derrotados siglos atrás durante el levantamiento contra el orden instituido.

Más de dos siglos después, la conciencia de Kovacs, inalterada en una suerte de chip que sobrevivió a su muerte física y encerrada todo ese tiempo en una “prisión digital” por sus crímenes contra el poder, es reinstalada en un nuevo cuerpo gracias a la gruesa billetera de Laurens Bancroft (James Purefoy), un hombre sumamente adinerado y longevo que quiere usar sus habilidades.

 

 

Tras despertar a una nueva realidad física en medio de un fluido-líquido amniótico con tubos y cables por doquier al mejor estilo de Neo en “Matrix” (1999), a Kovacs le dan a elegir entre continuar su condena virtual o servir al millonario benefactor.

En el envase del musculoso Joel Kinnaman -conocido por “The Killing” y “House of Cards” y con un reciente papel por otro hombre cuya mente sobrevive a la muerte de su cuerpo, en la reciente versión de “Robocop”- Kovacs deberá descubrir al asesino del anterior cuerpo de Bancroft.

Las pistas son escasas, porque el último “back up” periódico de su memoria fue previo al crimen. La inmortalidad es posible, pero sólo para quienes cuenten con la fortuna para adquirir un cuerpo atrás de otro; ese es quizás uno de los aspectos que si bien no es original -se pudo ver recientemente en “Elysium” (2013) del sudafricano Neil Blonkamp, por ejemplo- dotan de mayor atractivo moral a la serie.

 

 

A partir de esa premisa, la serie propone dos tramas: la policial detectivesca ya mencionada y otra más épica-religiosa a través de flashbacks y ensoñaciones del pasado sobre los orígenes de Kovacs y el destino heroico con el que nació.

Todo se apoya sobre, y a menudo se obtura por, un andamiaje de coreográficas y espectaculares escenas de combate, que corren lo filosófico a un lado para dejar lugar al estímulo visual puro.

La intención de no fallar en el aspecto épico se evidencia en la contratación para la dirección del primero episodio del inglés Miguel Sapochnik, elogiado por su labor detrás de cámaras de varios capítulos clave de “Game of Thrones” (en particular el épico “La batalla de los bastardos”, de la sexta temporada).

 

 

(Con información de Télam)