El primer análisis anual completo sobre el progreso del cambio climático revela que este provoca problemas de salud para millones de personas en todo el mundo. El informe, titulado The Lancet Countdown on Health and Climate Change, tiene en cuenta 40 indicadores clave.
“Es un desafío, pero aún tenemos la oportunidad de convertir lo que hoy es una emergencia médica en los mayores avances para la salud pública de este siglo”, declaró el profesor Anthony Costello, copresidente de The Lancet Countdown y director de salud materna, neonatal, infantil y adolescente de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El proyecto está liderado por la revista The Lancet, en colaboración con 24 instituciones académicas y organizaciones intergubernamentales, incluidas la OMS y la Organización Meteorológica Mundial.
“Esperamos un cambio radical de los gobiernos para hacer frente a los impactos del cambio climático”, continuó Costello. “Los beneficios económicos y para la salud serían enormes. El costo de la inacción se contabilizará en pérdidas de vidas que se pueden prevenir”.
Hay pruebas de que en algunas áreas se están poniendo en marcha estrategias tempranas de adaptación y mitigación; sin embargo, los autores advierten que es necesario avanzar más rápidamente.
Entre 2000 y 2016, 125 millones de adultos mayores de 65 años estuvieron expuestos a olas de calor, con impactos en la salud que van desde el estrés o la insolación, hasta episodios de insuficiencia cardíaca o riesgo de lesión renal por deshidratación.
El aumento de las temperaturas también ha dado como resultado una reducción de un 5,3 por ciento en la productividad laboral en personas que realizan trabajos manuales al aire libre en áreas rurales, lo que incide a su vez en los medios de vida de estos individuos, sus familias y sus comunidades.
El valor total de las pérdidas económicas –vinculadas a activos físicos, más que a problemas de salud– como resultado de eventos climáticos extremos se estimó en 129 mil millones de dólares en 2016. Las pérdidas representan una proporción mucho más alta del PIB en los países con bajos ingresos, en comparación con los ricos: el 99 por ciento de las pérdidas en países empobrecidos no están aseguradas.
La tasa de transmisión de algunas enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos también ha aumentado. Un ejemplo es la capacidad para la transmisión del dengue del mosquito Aedes aegypti, que ha aumentado en un 9,4 por ciento desde 1950. El número de casos de esta enfermedad casi se ha duplicado cada década.
Por otro lado, el número de personas desnutridas en 30 países de Asia y África ha aumentado de 398 a 422 millones desde 1990. Se espera que el cambio climático tenga un impacto en la producción de cultivos: un aumento de 1 ºC en las temperatura global se asocia a una disminución del 6 por ciento en rendimientos mundiales de trigo y de un 10 por ciento en el rendimiento de granos de arroz.
Entre 2007 y 2016, hubo un promedio de 306 desastres relacionados con el clima por año, lo que representa un incremento del 46 por ciento desde 2000. Estos eventos afectan a los sistemas santitarios. Por ejemplo, las tormentas y las inundaciones merman la capacidad de proporcionar atención médica al interrumpir el suministro de electricidad, el transporte o las comunicaciones.
Los gastos en adaptación para los sistemas de salud representan el 4,6 por ciento del total. Los autores del informe piden que se amplíe la financiación para que sea resistente ante un clima cambiante, ya que cuando los fenómenos empeoren, las medidas actuales de adaptación se volverán insuficientes.
“Cada vez más países y ciudades están desarrollando planes de preparación para mitigar el impacto del cambio climático. En 2016, 449 ciudades de todo el mundo realizaron una evaluación de riesgos. Sin embargo, la mayoría se encontraban en países de altos ingresos, con un 83 por ciento de ciudades europeas encuestadas, en comparación con el 28 por ciento de las ciudades africanas”, explica el estudio.
Hugh Montgomery, también copresidente de The Lancet Countdown y director del Instituto para la Salud Humana del University College de Londres añade: “No podemos adaptarnos solo para salir de esto, sino que debemos tratar tanto la causa como los síntomas del cambio climático. Hay muchas maneras de hacer las dos cosas, que suponen un mejor uso de los presupuestos de la atención médica”.
El transporte en las ciudades de las economías emergentes sigue estando dominado por la gasolina y el diésel, mientras que los combustibles no convencionales –biocombustibles y gas natural– y los vehículos eléctricos están ganando adeptos, sobre todo en Europa y EE UU.
Christiana Figueres, presidenta de la Junta Asesora de Alto Nivel de The Lancet Countdown y ex Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, recalcó: “El informe expone el impacto que el cambio climático está teniendo en nuestra salud. También, que abordar el cambio climático mejora la salud mundial directa, inequívoca e inmediatamente. Es tan simple como eso. Cuando un médico nos dice que necesitamos cuidarnos, prestamos atención. Es importante que los gobiernos hagan lo mismo”.
(Agencia SINC)