Una encuesta realizada por la Fundación Interamericana del Corazón Argentina sobre una muestra de 1400 personas residentes en grandes aglomerados del país reflejó que un 52% de los encuestados consumía tabaco en mayo de 2016, fecha en que se incrementaron los impuestos internos a los cigarrillos a través del decreto N°626. En base a los resultados, se detectó que el consumo diario de cigarrillos predomina en mujeres jóvenes, menores de 30 años y de nivel socioeconómico bajo, lo que pone en evidencia el desplazamiento de la epidemia del tabaco en Argentina hacia sectores más vulnerables.
La encuesta, realizada en diciembre de 2016 en la provincia de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Tucumán y Mendoza, buscó conocer la actitud de los fumadores y los cambios en el hábito de consumo ante el aumento del precio de los cigarrillos. En este sentido, se pudo conocer que cuatro de cada diez consumidores de tabaco modificaron su comportamiento de consumo tras el incremento de impuestos de mayo de 2016. Entre los principales cambios se destacan la reducción en la cantidad de cigarrillos consumidos, la compra de paquetes de menos unidades y el reemplazo por marcas más baratas. A su vez, la investigación reflejó que el 32% de las personas que consumían tabaco al momento de incremento de los impuestos, pensó en dejar de fumar tras la medida; el 26% intentó dejar el cigarrillo y un 8% efectivamente lo dejó.
En mayo de 2016, la Argentina estableció un incremento de los impuestos internos a los cigarrillos del 60% al 75% que provocó un aumento en el precio de venta al público. Dicho decreto fue prorrogado a través del decreto 15/2017 hasta diciembre del 2017.
“Los comportamientos identificados en la encuesta confirman que el incremento de impuestos a los cigarrillos es efectivo para luchar contra la epidemia del tabaquismo y proteger la salud de la población. Sin embargo, necesitamos que se sancione una ley nacional de impuestos al tabaco que haga sustentable la medida a mediano y largo plazo. Si bien el decreto fue un gran paso y un avance, no es suficiente”, declaró Marita Pizarro, codirectora ejecutiva de FIC Argentina.
Y agregó: “El poder de compra (asequibilidad) de los cigarrillos está en ascenso. Los primeros meses de 2016 un empleado del sector privado registrado con un sueldo promedio podía adquirir más de 700 paquetes mensuales de 20 unidades. Tras el aumento, en mayo de 2016, se redujo a 497 paquetes. Sin embargo, el impacto de la política fiscal comenzó a diluirse en los meses siguientes: en abril de 2017 se podían adquirir 566 paquetes. Por eso, es necesario que se avance con una medida que contemple aumentos periódicos por encima del nivel de ingresos y de la inflación, para reducir el poder de compra de modo progresivo”.
El decreto, a su vez, solo alcanza a los cigarrillos. Esto representa una dificultad para la reducción del consumo de tabaco ya que, ante el aumento del precio de los cigarrillos, los consumidores se vuelcan hacia el tabaco para armar o cigarrillos electrónicos, entre otros. “Un punto clave que debe contemplar una ley de impuestos al tabaco es alcanzar a todos los productos y no sólo a los cigarrillos, a fin de evitar la sustitución por otros productos. También debe tener como objetivo una reducción de la brecha de precios entre las marcas de cigarrillos para que los consumidores no se pasen a marcas más baratas, como detectamos en el estudio”, sostiene Marita Pizarro.
El consumo de tabaco produce 44.854 muertes por año en nuestro país. Es la primera causa de muerte prematura y evitable y golpea más fuertemente a los grupos vulnerables. Diversos estudios muestran que por cada 10% de aumento del precio real de los cigarrillos se observa un descenso del 3% del consumo.