“¿A dónde estábamos el 19 de febrero de 2018?”, preguntó desde el escenario una de las referentes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, para que todas las feministas presentes respondieran al unísono “¡Acá!”, en referencia a las cuadras que rodean el Congreso de la Nación. “Y en dónde estamos el 19 de febrero de 2019?”, prosiguió y el clamor fue más potente.
Al igual que hace un año, el cruce de las avenidas Callao y Rivadavia estaba colmado de carteles, banderas y redoblantes en reclamo por la despenalización del aborto. Reinaba la misma sensación y las calles, que ya están ganadas por las masas juveniles, seguían intactas. Los ánimos de lucha, lejos de considerar como un freno el rechazo de la ley en el Senado aquel 8 de agosto, estaban más vivos que nunca: el puño izquierdo en alto, el pañuelo verde bien atado y el “¡Aborto legal en el hospital!” en un grito constante. “Seguimos haciendo historia”, afirmaron las militantes de la campaña que tiene como eslogan: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.
Desde las cinco de la tarde distintas manifestantes con sus rostros pintados exhibían afiches y pancartas que contenían consignas a favor de la interrupción voluntaria del embarazo. En las rejas del Congreso se encontraba colgada una la lista con los nombres de les senadores que votaron en contra de la ley, la misma que unos meses atrás circuló en las redes sociales como forma de conciencia entre les adolescentes, los nuevos actores políticos. Alrededor, los puestos de venta con remeras, calcomanías, llaveros y agua fresca para sobrellevar la calurosa jornada.
El ambiente era un espectáculo. El escenario siempre activo con intervenciones artísticas, poemas, canciones, sketches de humor y discursos políticos. La plaza estaba repleta de mujeres y disidentes reunides en grupos debatiendo sobre las probabilidades de que se apruebe el proyecto este año: “Nosotras no abandonamos la lucha, seguimos exigiendo el aborto legal”, comentaba a sus amigas Inés Pizarro, una chica de 16 años que se trasladó desde Ezeiza. En paralelo se escuchaba a una de las oradoras afirmar: “Vamos a presentar el proyecto porque abortar de manera segura es nuestro derecho”.
Entre las funcionarias y dirigentes políticas que acompañaron la iniciativa se encontraba la diputada nacional Victoria Donda, quien tomó la palabra: “Un día como hoy pero hace un año llenamos este mismo espacio, con muchísimos de nosotres reclamando que para que el aborto sea ley”, recordó el primer pañuelazo y los bombos de festejo la interrumpieron. “Como diputados tenemos la responsabilidad de que este año tengamos otra media sanción en la Cámara de Diputados. No hay excusas”, concluyó.
Por otra parte, Actrices Argentinas también estuvo presente. La conductora y actriz Carla Conte recitó el texto de una compañera. “Yo aborté y soy todas las mujeres que son forzadas a la maternidad, yo aborté soy todas las mujeres que mueren por un aborto clandestino, yo aborté y soy todas las mujeres que sobreviven a un aborto clandestino”, leyó en voz alta y cuando finalizó sus ojos se cristalizaron por la emoción que le produjo. Una hora después, el colectivo también compartió un escrito de Cristina Banegas.
A las siete de la tarde, les convocades desataron los pañuelos verdes de las mochilas, cabezas, brazos y cuellos para alzarlos frente al Congreso de la Nación. Volvió la marea verde a las calles y se prepara para ser un tsunami. El aullido en reclamo por la interrupción voluntaria del embarazo se hizo escuchar una vez más, parecía el eco de una misma voz que no piensa frenar hasta convertir el aborto en ley. “En mi cuerpo yo decido que el aborto sea legal, en mi cuerpo yo decido a la cárcel nunca más”, expresó la multitud al igual que muchas personas y organizaciones sociales en diferentes puntos del país.
La fiesta continuó hasta que de a poco empezaron a desconcentrar y finalizó el día de Acción Verde por el Derecho al Aborto, que convirtió al 19 de febrero en una importante fecha para el calendario feminista.