Mucho ruido

Un clásico en La Comedia.

El mismo drama de “Mucho ruido y pocas nueces”, tal vez, si hubiese nacido con alguno de nuestros dramaturgos contemporáneos sería un registro de una comedia negra con toques minimalistas. Pero por suerte no pasa eso y la escribió Shakespeare. Tan generoso en sus diálogos, tan proteico en su sintaxis, tan poético en su forma. Sin dudas se nos muestra como un fenómeno inusual dentro de la
historia del arte y el teatro.

Los personajes llevan a su exterior los procesos de un mundo psicológico interno como si estuviesen realizando un combate de esgrima. Lengua contra lengua se multiplican los sentidos con la ductilidad de una sorpresa que siempre emana en su justo momento.

Esta nueva versión de este clásico logra eso que a veces pasa con la reinterpretación de los clásicos. Pero la diferencia de cargarse esta pesada mochila al hombro, que lo suelen hacer directores que crean nuevas estéticas y re- significaciones del mundo, se encuentra en el respeto que Jorge Azurmendi ha tenido con la adopción de cada conversación, poniendo su interés en potenciar las cualidades de cada personaje shakespereano en relación al relato del drama.

Los actores parecen haber trabajado sobre el lenguaje mismo del texto de forma muy inteligente. Se mueven por un escenario inventado pero respondiendo con cierta ductilidad que tiene el tiempo con los espíritus oficiosos. Me refiero, lo genial de esta nueva interpretación, es escuchar esas conversaciones geniales como si realmente estuvieran en un escenario realista evocando los paisajes de aquel tiempo.

A esto quería llegar. Elegir una compañía de música para interactuar es una genialidad pero otra es resolver estos espacios físicos con solo unos paraguas abiertos sobre el escenario y algunos montados a una escalera. Las espadas también son paraguas cerrados. No pretendo ni en broma realizar una interpretación de esta cuestión. No soy un semiólogo y si lo fuese creo que lo haría evocando un par de asociaciones que no tienen mucho interés en revelarse. Me refiero, en síntesis, que esta idea de escenografía funciona de forma magistral. Creo no haber visto ningún paraguas en obras pasadas de Shakespeare.

Por todo lo comentado, luces, escenografía, actuaciones y música van tejiendo esta acertada puesta. Cuando estas cosas suceden con una obra de Shakespeare está bueno no dejar de verla aunque esto signifique confrontar con nuestras subjetividades post-modernas.

Una dirección impecable. Vayamos al Teatro La Comedia con la predisposición de pasar un momento grato escuchando una fabulosa interpretación de tales palabras de nuestro querido William.

Elenco: Martín Urbaneja  | Cristina Dramisino  | Hernán Muñoa| Francisco Andrade. | Jorge Noguera | Daniel Toppino.| Antonia Bengoechea. | Maia Francia.| Natalia Giardinieri. | Divina Gloria.| María Rosa Frega | Gustavo Monje.| Gustavo Bassani. | Mariano Rojo. | Mike Zubi. | Livia Fernán.| Livia Fernán. | Gustavo Bassani. Martín Palladino. / Carolina Senes / Cristina Dramisino / Claudia Carpena./ Martín Palladino.

Músicos: Cecilia M. Zárate (Violín) /   Andrés Reboratti (Flauta Traversa). / Pamela Sleiman (Clarinete) y Carolina Senes (Teclados y percusión) / Música Original y Dirección Musical: Rony Keselman /

Dirección Coreográfica: Mecha Fernández./ Diseño de Escenografía: Carlos Di Pasquo /Supervisión de Realización de Escenografía: Fernando Díaz./ Asistente de Escenografía: Carolina Fernández./ Realización de Videos: Gabriela Luna y Carlos Zabala. Raíz Taller./ Diseño de Luces: Roberto Traferri./ Diseño y Realización de Vestuario: Miguel Miglionico./ Asistente de Vestuario: Maricel Benedetto./ Traducción y Adaptación letras canciones: Mike Zubi / Asistente Dirección y Producción:Jimena Morrone./ Dirección General: Jorge Azurmendi. Producción General: Fundación Shakespeare Argentina.