Estuvo detenida en Auschwitz, en donde perdió a casi toda su familia en manos del nazismo. Lo que allí pudo haber vivido, sin embargo, no le impidió ser una referente de la lucha por los derechos de las mujeres. Así fue como encabezó el reclamo por la legalización del aborto en Francia y, años más tarde, se convirtió en la primera presidenta del Parlamento europeo. Simone Veil murió hoy. Tenía 89 años.
En uno de sus brazos llevaba el tatuaje que solo conocen en profundidad quienes vivieron el horror de los campos de concentración. Su número era 78651. Durante su detención, perdió a su padre y a su hermano. su madre murió por una enfermedad en Auschwitz. Sus dos hermanas sobrevivieron.
Comenzó su vida pública tras haber estudiando abogacía y ubicarse a la izquierda de los partidos tradicionales franceses. Rápidamente se hizo notar, en particular, por su reclamo para que el ejército francés deje de perseguir a los argelinos en Africa colonial.
Un resultado de su lucha se cristalizó en 1974, cuando siendo ministra de Salud de Francia, logró legalizar el aborto, en pleno gobierno del conservador de Valéry Giscard d’Estaing. “No podemos seguir cerrando los ojos ante los 300 mil abortos que, cada año, mutilan a las mujeres de este país, que ofenden nuestras leyes y humillan a aquellas que los padecen”, dijo Veil, en medio de las protestas que rechazaban la interrupción del embarazo. Con François Mitterand, Veil volvió a dirigir la cartera de Salud.
En 1979, dejó renuncio a su cargo como ministra para llegar al Parlamento europeo. La jugada se convirtió en otro hito, al ser elegida la primera presidenta de ese organismo, cargo que mantuvo hasta 1983.
Había nacido el 3 de febrero de 1909, en el seno de una familia judía acomodada.