A un año de la muerte de la activista trans Lohana Berkins, pilar de la lucha por la igualdad y la inclusión, la muestra “No es igual. No da igual”, que se inaugura mañana en el espacio cultural de la Biblioteca del Congreso de la Nación, recuerda su legado con una exhibición colectiva que da cuenta de los grandes temas de su activismo: derechos humanos, feminismo y la Ley de Identidad de Género.
La exposición tiene el espíritu colectivo que la misma Lohana Berkins entrelazó con su lucha por la ampliación de derechos de travestis, lesbianas, gays, intersexuales y transgéneros. Y es colectiva porque reúne obras en distintos formatos seleccionadas de un certamen anual que organiza desde hace cuatro años el Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Público de Defensa la ciudad porteña.
Como se cumplía un año de la muerte de Berkins, el 5 de febrero de 2016, la convocatoria la realizaron en su homenaje.
Recibieron mucho material, sobre todo imágenes tomadas con celulares: en ellas se puede ver a Berkins dando un taller, en una conversación cualquiera en una escuela, en el Centro Nacional de Educación Sexual en Cuba o en una conferencia mundial de las Naciones Unidas.
Junto a esos retazos, inmortalizados por personas que la acompañaron, la exposición acerca una propuesta artística que cruza material fotográfico y audiovisual con instalaciones gráficas, collages, calados de papel y textos escritos. Hay también una instalación de la artista Andrea Pasut, armada con hormas de zapatos intervenidos y con rostros pintados de mujeres destacadas, entre ellas, Lohana.
Y las obras se entretejen con frases de la propia Berkins: “En un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener coraje para ser mariposa”, se lee por ahí, y la muestra se convierte así en “un homenaje a Lohana, y a su legado político”, explica a Télam Josefina Fernández, amiga, colega, antrópologa y responsable del programa de Género y Diversidad Sexual.
“Lohana -cuenta Fernández- tenía varias frases y las usaba en distintas situaciones. Debajo de su firma en el correo electrónico, por ejemplo, había una Lucy Stone, con la que reclamaba, como la sufragista, el derecho a su cuerpo y a sus usos como ‘primer derecho’ o derecho absoluto, como le gustaba decir. Lohana leía o escuchaba una frase y si le gustaba, la tomaba completa o la reinventaba y se la apropiaba de tal manera que luego es difícil encontrar o buscar el origen”.
Pero su legado de desobediencias excede a una frase: fue, como la define Fernández en pocas palabras, “pionera en las luchas por la ampliación de derechos de la comunidad Gays, Lesbianas, Travestis, Transexuales y Bisexuales de Argentina, poniendo en cuestión los mandatos binarios y heteronormativos”. Y fue también la primera travesti en tener un empleo público, fundó la primera cooperativa laboral trans e impulsó la Ley de Identidad de Género aprobada en 2012.
(Télam)