Por Elis Rizzo
Actrices Argentinas ataca nuevamente. Pero esta vez de la mano de una larga lista de organizaciones feministas y transfeministas, que se unieron de manera autoconvocada, para denunciar y visibilizar una realidad que grita para no ser silenciada más. Porque el acoso sexual, la violencia física y psíquicas ejercida a mujeres y disidencias conlleva necesariamente una manipulación, un gran exceso de poder en los distintos ámbitos. Pero estas personas, de género masculino en su amplia mayoría, ejercen ese abuso de poder a través de sus vínculos cotidianos, familiares o, como es en el caso de Anahí, de los cargos jerárquicos que ocupan en sus puestos laborales. Cargos que de alguna manera esta sociedad se encargó de dificultarles el acceso a las mujeres. Sin embargo, esto es sólo la punta del iceberg. Lo que se esconde detrás de esta violencia es la precarización laboral en el ámbito estatal que involucra a todxs lxs trabajadores.
La conferencia protagonizada por el colectivo de actrices se centró en la lectura de un comunicado elaborado por las mismas organizadoras y adherentes al evento, donde se explicó la postura ante la denuncia realizada por Anahí y su compañera de trabajo, que prefirió no exponerse ante los medios. Si bien desde la organización se decidió no nombrar al agresor con nombre y apellido, es de público conocimiento su identidad. Jazmín Stuart, Alejandra Flechner, Anabel Cherubito, Malena Sánchez, Cecilia Roth, Laura Azcurra, Julieta Díaz y Thelma Fardin fueron las actrices que leyeron -en ese orden- el comunicado para el auditorio, acompañadas lógicamente por Anahí.
Anahí de la Fuente trabajaba en la oficina de comunicación del Centro Cultural San Martín hasta que la despidieron luego de denunciar a su jefe y director de la institución, Diego Pimentel, por acoso sexual dentro y fuera del ámbito laboral. Ella hoy reclama por su reincorporación.
Tras el asesoramiento de la Red de Abogadas Feministas, ella y su compañera enviaron en marzo telegramas al Gobierno de la Ciudad, al Ministerio de Cultura y al mismo Pimentel, denunciando el acoso y pidiendo su alejamiento. También lo denunciaron penalmente por maltrato físico y acoso sexual agravado por su jerarquía y por ser funcionario público. Ninguna recibió respuesta ante los telegramas. Lo que es aún peor, ambas fueron despedidas con la excusa por parte de las autoridades del teatro de haberse ausentado de sus puestos de trabajo.
“Teníamos certificados médicos porque efectivamente esa semana, cuando la cosa empeoró, mi compañera terminó con cuello ortopédico y licencia médica. Yo seguí yendo pero era verle la cara y tener que irme literalmente a vomitar al baño. Fui todos los días descompuesta, aguantando y pensando que de alguna manera lo iba a solucionar”, contó Anahí en una entrevista a Página 12. Hoy, ambas mujeres están a la espera del juicio oral y público que se llevará a cabo en contra de Pimentel.
En este marco, donde el acoso sexual se vuelve sistemático y es ejercido por parte de una autoridad en la cotidianidad del puesto laboral, ¿cómo se torna posible el despedido de personas donde no solo sus derechos, sino también su integridad física y mental, se ven vulnerados? El tipo de contratos de trabajo que hoy en día sostienen gran parte de los puestos laborales en los sectores públicos, son los facilitadores de esta realidad.
“El sistema de trabajo que propone el Estado consiste en una serie de contratos precarios de no más de un año, los cuales dejan un terreno plenamente fértil ante cualquier acoso, abuso o violencia laboral para que una no denuncie el hecho y así no correr el riesgo de perder sus posibilidades de trabajo. Hay personas con 8 o 10 años de contratos precarios. Esta situación afecta en particular a las mujeres, cuando tras pedir licencias, como de maternidad o por violencia de género, no las pueden adquirir”, afirma para Diario Vivo Natalia Badgen, integrante de Actrices Argentinas y del Plenario de Trabajadoras. Y agrega: “Muchas de las chicas del Centro Cultural San Martín denuncian, luego de llevar años trabajando así, contratos que se denominan de locación de servicios o contratos de planta transitoria con renovación obligatoria, que dependen de la firma del funcionario de turno, en este caso el que fue denunciado. El contrato de Anahí había sido renovado, el cual al mes, en el marco de esta situación de denuncia, fue dado de baja.”
Mientras en el salón de conferencias del Bauen cientos de mujeres organizadas hacían escuchar sus reclamos, paralelamente en la avenida 9 de julio miles de familias se encontraban acampando a la espera de una ley de emergencia alimentaria. Es así como en un contexto de desidia económica sin rumbo aparente, soportar la violencia para mantener un puesto laboral, se vuelve nefasto. Que la persona no pueda denunciar cuando sus derechos se ven vulnerados, por miedo a un tipo de contratación que avala su despido, sumado a un Estado que avala esta contratación, es la realidad que millones de trabajadores de este país padecen. No es menor que las organizadoras hayan decidido dedicar la conferencia a Cinthia Choque, la agente de tránsito de 28 años que murió atropellada por Eugenio Veppo, cuando este no quiso frenar en un control vehicular. Cinthia tenía la misma contratación laboral que Anahí. Laura Azcurra, al finalizar la lectura del comunicado por parte de Thelma Fardin, se dispuso a comentar el caso de Cinthia.
“Ella era parte del cuerpo de agentes de tránsito del Gobierno de Buenos Aires, sin obra social, sin aguinaldo, sin ART, sin seguro de vida y con un sueldo por debajo de la canasta familiar como muchísimos argentinos y argentinas. Cinthia no es la excepción. Basta de trabajo precarizado, basta de contratos basura, basta de silencio. Cinthia Choque presente.” Hacer visible esta problemática es de imperiosa necesidad, ya que mujeres y disidencias son doblemente blanco fácil por su condición de género. Como sostiene el comunicado que las actrices y las más de 60 colectivas y organizaciones feministas y transfeministas escribieron acertivamente: “el sistema debe reinventarse de raíz (…). Que ninguna persona deba soportar, nunca más, situaciones de acoso, maltrato o abuso para poder vivir de su trabajo. Estamos juntes. No nos callamos más”.
El comunicado completo de Actrices Argentinas