Nobel a la transparencia

La secretaria permanente de la institución que otorga el premio Nobel de Literatura, Sara Danius, así como la académica Katarina Frostenson se vieron forzadas a renunciar a sus cargos luego de los escándalos sobre abusos sexuales por parte de referentes de la Academia

Luego de la renuncia de la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, y de su miembro más discutido, Katarina Frostenson, rencillas internas, dudas reglamentarias y el escándalo sexual causante de la crisis golpean aún a la institución que otorga el Nobel de Literatura.

Las renuncias tenían como intención contentar a los dos bandos enfrentados tras la presentación de un informe sobre la institución y su relación con el dramaturgo francés Jean-Claude Arnault, esposo de Frostenson y director del club literario “Forum”, a quien dieciocho mujeres acusaron de abusos sexuales en noviembre en el principal diario sueco, “Dagens Nyheter”.

 

Sara Danius, Katarina Frostensons y Horace Engdahl

 

El informe reveló irregularidades en la financiación de “Forum”, aconsejaba una denuncia y advertía de lo problemático de que Frostenson fuera copropietaria de la sociedad detrás del club y aseguraba que Arnault había filtrado el nombre del ganador del Nobel en siete ocasiones, según revelaron medios suecos y algunos académicos.

Varios miembros quisieron expulsar a Frostenson -una medida que solo se ha aplicado una vez (en 1790) en los 232 años de historia de la institución-, pero la mayoría rechazó esa opción, consignó la agencia EFE.

Esa situación provocó la salida el pasado viernes de tres miembros de la institución: Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund, predecesor en el cargo de Danius.

Los intercambios de acusaciones -el ex secretario Horace Engdahl, íntimo amigo de Arnault, llamó perdedores a los miembros salientes y, a Danius, la peor en la historia del cargo- dejaron a la Academia en situación límite, con advertencias por parte de la Fundación Nobel y del rey Carlos XVI Gustavo, protector de la institución.

La solución a la que se llegó es un compromiso entre las partes para asegurar la “supervivencia” de la Academia, según señaló anoche al término de una reunión maratoniana su director, Anders Olsson, que ejerce ahora además como secretario provisional.

Olsson insinuó en unas declaraciones a Radio Suecia que el rey, con quien se había reunido esta semana, apoyaba la decisión, afirmación desmentida de forma categórica por la Casa Real, que convocó de nuevo hoy al académico a palacio para hablar con el monarca.

El acuerdo tampoco parece haber cerrado las heridas tras una lucha por el poder “que supera a un drama de Shakespeare”, como titula hoy en portada Dagens Nyheter, en la línea de los principales medios suecos, que hablan de “historia trágica” de una institución que se hunde y cuya crisis parece haberse profundizado.

Elegida en 2013, Danius se convirtió dos años después en la primera mujer secretaria de la Academia Sueca, un hecho que no ha pasado desapercibido en un país muy sensibilizado con la campaña de denuncias de abusos #MeToo (Yo también), en cuyo contexto surgieron las acusaciones contra Arnault.

“Ya basta, nos negamos a retroceder”, afirmó hoy la ministra de Cultura, Alice Bah Kuhnke, quien en su perfil de Instagram colgó una foto suya con una blusa con lazo en el cuello, prenda habitual de Danius.

Otras políticas, actrices, músicas y numerosos ciudadanos anónimos se sumaron a la campaña de apoyo colgando en redes sociales fotos con blusas similares y la etiqueta #knytblus, tema del momento en Twitter en Suecia.

Las cinco salidas de la última semana, sumadas al boicot desde hace años de otras dos miembros, dejan a la Academia con solo 11 de los 18 asientos ocupados, uno menos de los necesarios para elegir nuevos miembros y tomar decisiones, como las relativas al Nobel.

Así aparece señalado en los estatutos escritos por Gustavo III, aunque varios expertos señalaron en medios suecos que podrían interpretarse de forma laxa y Carlos XVI Gustavo anunció además esta semana que consideraría la necesidad de completarlos.

De acuerdo con las normas actuales, la renuncia es simbólica, la pertenencia a la institución es de por vida y solo se eligen nuevos miembros cuando muere alguno, si bien es posible no participar en las votaciones ni actividades, como ya ha ocurrido en el pasado.