Ya pasó más de un siglo desde que Edgar Rice Burroughs creara a Tarzán, el heredero de la familia Greystoke que se había criado con los monos antes de enamorarse de Jane y experimentar todo tipo de ambivalencias con nuestra civilización. Las historias de Tarzán llegaron a partir de 1912 y rápidamente suscitaron el interés del cine, con múltiples películas que las adaptaban con el protagonismo del hiperactivo Johnny Weissmuller, Lex Barker o Gordon Scott. La fama cinematográfica de Tarzán se extendió a lo largo de los años 30 y 40, aunque desde entonces y de forma esporádica haya regresado el interés por su figura.
Ahí estuvo, en los 80, Christopher Lambert con Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos, o sobre todo a finales de los 90 el Tarzán de Disney: todo un clásico animado que gracias a las canciones de Phil Collins dio el salto a Broadway. No pasa década sin que alguien quiera probar suerte con el personaje, pero en Warner Bros. no estuvieron especialmente finos cuando, llegado 2016, estrenaron La leyenda de Tarzán. Protagonizaba Alexander Skarsgård en compañía de Margot Robbie, y el film dirigido por David Yates (Animales fantásticos) no sedujo ni a la crítica ni al público. Pero entrados los nuevos años 20, ya es hora de que alguien vuelva a intentarlo.
The Hollywood Reporter adelanta que Sony Pictures adquirió los derechos de adaptación de Tarzán tras una esforzada negociación con Edgar Rice Burroughs Inc. Ahora la major planea una “reinvención total” del personaje ajustada al siglo XXI, de la que no trascendieron muchos detalles. Puede que el estudio quiera traer al personaje a la actualidad, o modificarlo de forma que esquive aspectos de la historia que pudieran no haber envejecido bien. Sea como sea Sony aún no contrató ni a un guionista, ni a un director, ni a un reparto, de forma que a la nueva Tarzán le quedaría un amplio camino por recorrer.
Una vez se concrete el plan, como mandan los cánones, Sony haría lo posible por que el personaje de Burroughs diera pie a una saga. Es lo que pretendía Warner con su versión, pero los días en que Weissmuller podía protagonizar 11 películas en menos de 10 años parecen lejanos.