Cuando comenzó a escribir su última novela, “Cáscara de nuez” (Anagrama), el escritor británico Ian McEwan creía que los partidarios del Brexit no se saldrían con la suya; su visión del mundo era menos negra que la de ahora, y eligió contar su historia desde el punto de vista de un feto a punto de nacer, “impotente” ante los acontecimientos que lo rodean pero con la posibilidad de cambiarlos.
“En estos días de desafíos a la sociedad abierta y democrática, sobre todo en los Estados Unidos y Europa, creo que existe un sentimiento generalizado de impotencia, y eso mismo está muy claro en Hamlet y lo quería reflejar en el personaje de mi novela: un feto que desde el útero de su madre es testigo de unos eventos sobre los que no puede influir”, explicó McEwan en conferencia de prensa en Barcelona.
“Como individuos, nos cuesta influir sobre los acontecimiento actuales”, subrayó el autor, que se mostró indignado con el rumbo que tomó el Reino Unido tras el Brexit, llegando a comparar algunas actitudes del gobierno británico con prácticas de la Alemania nazi.
El panorama actual que describió McEwan es sombrío. Dijo que en su país hay “un pequeño grupo de políticos muy enérgico, decididos, que llevan las riendas del proceso” de ruptura con la Unión Europea (UE), son muy impacientes y opacos, y cada vez que hablan del pueblo lo hacen como si el cien por ciento hubiese votado a favor”.
“Desde el punto de vista político, económico y cultural, el Brexit fue un auténtico desastre. Lo lamento mucho porque somos una democracia parlamentaria y no me gustan estas decisiones adoptadas a fuerza de plebiscito, me recuerda al III Reich”, sostuvo.
Como ejemplo, el escritor explicó que esos políticos “reaccionaron de forma violenta y su brazo armado, la prensa amarillista, empezó a indagar en las vidas de los jueces que cuestionaron el Brexit, para ver si son homosexuales o buscar otra cosa, lo que recuerda a la época del terror de la Revolución francesa y Robespierre”.
“Puede ser peor si la ultraderecha sigue avanzando en Europa, pero creo que no se puede dar todo por perdido”, comentó McEwan a Télam, dejando vislumbrar cierta esperanza, la misma que lo llevó a crear el curioso personaje de su nuevo libro.
McEwan, referente obligado de la literatura anglosajona, presentó hoy su nueva obra en una multitudinaria conferencia que sirvió de “aperitivo” del festival literario Kosmopolis, que tendrá lugar en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) entre el 22 y el 26 de marzo.
En una nueva muestra de brillantez, el escritor británico, autor de obras como “Amor Perdurable”, “Expiación”, “Ámsterdam”, “Chesil Beach” o “La ley del menor”, sorprendió utilizando la excusa de un asesinato para plasmar su visión del mundo, en medio de nuestro caos existencial.
En la novela, Trudy y suamante Claude conciben un plan para asesinar a John, esposo y hermano respectivamente. El objetivo es heredar una mansión georgiana valuada en unos ocho millones de libras. Pero resulta que hay un testigo excepcional de la trama criminal: el feto que Trudy lleva en sus entrañas.
El nonato se convierte en un narrador creíble de una historia compacta que se desarrolla a ritmo de thriller, con una buena dosis de humor británico.
Para escribir su novela, McEwan encontró inspiración releyendo la historia Hamlet, que es “uno de los textos fundadores de la modernidad”, porque “refleja nuestra conversación con nosotros mismos, cómo vivimos en la duda, cuestionándonos”.
Según el autor, Hamlet nos permite profundizar en la conciencia de la individualidad, después de que “Michel de Montaigne incorporó el ‘yo’, que es la piedra angular del ser humano moderno, que constituye en el siglo XV el sentido de individualidad”.
La ‘cáscara de nuez’ que menciona Shakespeare en Hamlet es en la novela de Mc Ewan el útero materno, el espacio infinito de conciencia desde el cual el feto filosofa sobre el mundo, la condición humana y la vida.
El curioso personaje, irónico y sibarita -disfruta del placer de beber vino junto a su madre-, juzga la vida desde su antesala y vislumbra un futuro poco prometedor.
La angustia, no obstante, da paso a una única certeza, ya que el feto se da cuenta de que “lo único posible que puede hacer es nacer, y con su nacimiento, interrumpir todo el flujo de acontecimientos que observaba”.
“Quería que esta novela tuviera algún tipo de luz y optimismo, que no tiene ‘Hamlet’, que al final de la obra está muerto sobre el escenario”, explicó McEwan.
“Para mi narrador después del nacimiento hay búsqueda de sentido, así queda reflejado el propósito de la vida, puesto que el resto es caos”, apuntó.
“Supongo que poner sentido al caos que nos envuelve es el propósito del artista”, reflexionó el escritor británico.
McEwan (Aldershot, 1948) aseguró que para él “cada novela es como la primera novela, es como comenzar de cero, con una página en blanco, como si no tuviese historia, hago una purga dentro de mí”.
Este proceso, el autor lo hace porque su interés en escribir novelas pasa por “el placer de explorar nuevos territorios, nuevas fronteras”.
“Escribir una novela es siempre un viaje exploratorio. Puedes tener un mapa sobre el camino, pero siempre es una aproximación, nunca sabes cómo va a ser el viaje”, ahondó el audaz escritor, que comenzó a despuntar en literatura con relatos cortos, algunos de los cuales le hicieron ganarse el apodo de “Ian Macabro”.
“En esta novela, desde mi punto de vista limitado -el del narrador intrauterino- tuve oportunidades que no hubiese imaginado que tendría. He podido plasmar toda la violencia, toda la crueldad, también el amor, la esperanza, todos los temas presentes en mi obra, y mi pasión sobre la poesía, por Shakespeare”, explicó McEwan.
McEwan trabaja en una nueva novela que “está a años luz” de la actual, y en los guiones de “La ley del menor” y “Chesil Beach”, que contarán con un casting de “altísimo nivel”, según reveló la editora de Anagrama Sílvia Sesé.
(Télam)