El gobierno francés y la policía y comerciantes de París se preparaban hoy para nuevas manifestaciones violentas, pese a la marcha atrás del presidente Emmanuel Macron con un aumento de combustibles que desató semanas de protestas.
El primer ministro Édouard Philippe prometió hoy medidas de seguridad “excepcionales” en toda Francia para el sábado, día en que el movimiento de los “chalecos amarillos”, que ha liderado las protestas, planea su cuarta movilización en la capital y el interior.
Grandes sindicatos pidieron hoy calma luego de que París viviera el fin de semana pasado los peores disturbios callejeros en décadas, pero igual se espera que muchos negocios y restaurantes cierren sus puertas el sábado por temor a una repetición de la violencia.
El gobierno de Macron anuló ayer el aumento de los impuestos al combustible, pero las exigencias de los manifestantes ahora se han extendido a muchas otras cuestiones, en particular a la agenda económica liberal del joven presidente.
Por cuarto día, estudiantes bloquearon hoy colegios y universidades en la región parisina en protesta por nuevos procedimientos de admisión y aumentos de las cuotas en las universidades, y en un secundario al oeste de la capital se enfrentaron con la policía. Además, conductores con sus distintivos chalecos amarillos continuaron hoy cortando rutas del interior del país para exigir mayores recortes impositivos y más asistencia estatal.
Un pequeño sindicato que representa a trabajadores administrativos de la policía, Vigi, llamó hoy a una huelga por tiempo indefinido a partir del sábado, lo que podría complicar aún más las medidas de seguridad, informó el diario Le Figaro.
En una intervención en el Senado, Philippe prometió tomar “todas las medidas necesarias” ante las protestas convocadas el sábado, y que se movilizará a más integrantes de fuerzas de seguridad no militares para apoyar a los 65.000 ya desplegados en todo el país. Con semblante serio, el jefe de gobierno reconoció que la anulación del aumento de los combustibles “no responde” a todas las reivindicaciones de los chalecos amarillos.
Por su parte, Macron, blanco principal de las protestas, no se ha mostrado en público en toda la semana, y medios franceses citaron hoy a una funcionario no identificado que dijo que el presidente no hará ningún pronunciamiento hasta después del sábado.
La Presidencia francesa advirtió ayer de que ha detectado “un núcleo de varios miles de personas” que tienen intención de acudir a París “para destrozar y para matar” y pidió a los partidos políticos, a los sindicatos y a la patronal que lancen mensajes de calma.
Hoy, tras una reunión, las siete centrales sindicales más grandes de Francia condenaron la violencia en las manifestaciones, pero coincidieron en que la protesta de los “chalecos amarillos” es “legítima” y reclamaron al gobierno que abra un diálogo.
(Télam)