Pies pa’ volar

Se inaugurará en el MALBA, una muestra dedicada al arte moderno, de vanguardia y revolucionario de México

A partir del 3 de Noviembre se podrá admirar, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) la muestra “Mexico moderno. Vanguardia y Revolución”.


Las curadoras de la muestra son: Victoria Giraudo (Malba), Sharon Jazzan y Ariadna Patiño Guadarrama (Munal), y se han propuesto trazar el desarrollo de las diferentes propuestas estéticas modernistas que tuvieron lugar durante la primera mitad del siglo XX en México. El recorrido está compuesto por un conjunto de más de 170 piezas emblemáticas de más de 70 artistas, incluyendo a los más grandes maestros del período: Frida Kahlo, Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Leonora Carrington, entre otros.

 

 

Hasta el 19 de febrero, la muestra que se desarrolla en el MALBA hará un recorrido por parte de la historia que vincula las vanguardias artísticas mexicanas, con el contexto político del país cuyos procesos revolucionarios y de profundo cambio social, impactaron no solo en las esferas civiles o institucionales, sino también en el arte, y de su mano.

En un contexto signado por el comienzo de una expansión capitalista norteamericana, que pretendía hegemonizar el continente bajo la industria cultural de la cual México tuvo gran influencia, la muestra apuesta por la recolección del legado artístico surgida a partir de los cambios que trajo la revolución, y la idea de revolución a nivel internacional, en la sociedad mexicana.

En ese contexto, signado fuertemente por el colonialismo cultural norteamericano, méxico se dedicó a trabajar, desde las vanguardias -adoptadas por el estado como parte de las administraciones en cultura- en la búsqueda de auténtica mexicanidad a partir del fomento de las artes y sus escuelas y exposiciones desde diversos sectores.  

 

 

Prueba de ello son la fuerza y la solidez del período moderno en México, en el que lo folklórico –que persiste desde épocas precolombinas y es parte indisoluble de la vida cultural del país– se volvió un sello identitario. Las obras exhibidas destacan por esa búsqueda, de que la vanguardia local no fue una mera imitación de lo sucedido en Europa, sino una reelaboración que precisamente incorporó los elementos de la cultura local.

En este proceso fue crucial el papel de la ciudad, estridente y cosmopolita, repleta de artistas e intelectuales que se nutrieron de lo autóctono, de las costumbres y festividades populares y religiosas, de la temática indigenista, de los conflictos de clases y de la activa vida social y política, cruzado con el hecho de la salida del arte del museo, para plasmarse en las calles y en los lugares públicos.

Si bien el muralismo cumplió un rol fundamental estética y políticamente en la reconstrucción de la identidad, no es el único producto que les identifica: “buscamos también indagar en los múltiples mecanismos de interrelación y sinergia que se dieron entre las diversas manifestaciones culturales de la época. Por lo tanto, se exhiben propuestas emergentes de la literatura, la música, el cine y la cultura en general, que son vitales para la comprensión de las artes plásticas del periodo en un contexto amplio”, sostiene la curadora Victoria Giraudo.

 



El proyecto busca, además, revisar y reflexionar sobre algunos presupuestos que ordenaron la historia del arte para revalorizar la producción y el accionar de artistas mujeres que fueron marginalizadas del relato canónico y, de este modo, reposicionarlas como auténticas protagonistas en la escena cultural. Las manifestaciones en torno a la búsqueda identitaria y la valoración de lo propio no se ciñeron exclusivamente a las artes plásticas, pero tampoco al ámbito mexicano.

Las piezas incluidas en la exposición –pinturas, esculturas, dibujos, grabados, objetos populares, revistas, fotografías y documentación– resaltan también este último aspecto, mostrando las relaciones entre los principales exponentes de la cultura mexicana y la intelectualidad de avanzada del resto del cono sur.