Tras la renuncia de Luis Brandoni el 30 de noviembre pasado, y en respuesta a la carta enviada y a los dichos posteriores, la Asociación Argentina de Actores emitió un comunicado en las redes sociales en la que le contesta algunos puntos que el artista había volcado en la carta en la cual anunciaba el fin de la vinculación con el sindicato. Criticó además, que el actor haya informado primero a la prensa antes que al gremio.
En su carta, Brandoni había explicado que “desde hace ya años no me siento representado por los afiliados dirigentes de la Institución (…) Y finalmente, quiero manifestar el alivio que es para mí, relevarlos de la ominosa carga que significó para todos ustedes, el hecho de ser un afiliado de esa Institución”.
En diálogo con Clarín, el actor había agregado que el sindicato “Es una mamarrachada kirchnerista. De hace unos años a esta parte la AAA son la Asociación Kirchnerista de Actores, con lo cual no me representan hace mucho” cuando el diario le consultó por su renuncia.
En base a esos dichos, la institución le contestó: “Es imposible conformar a todos, todo el tiempo, pero no es un problema insalvable si sucede en una entidad como la nuestra, con alta calidad democrática, en donde existe la posibilidad de elegir y ser elegido en elecciones libres que de forma ineludible se llevan a cabo cada tres años. La discusión, el debate, las diferencias ideológicas, religiosas y hasta partidarias, son parte de nuestra vida cotidiana pero si, tal como reza nuestro estatuto, esto sucede en un marco de respeto, no son un problema grave que provoque tan terrible malestar que necesite un alivio como el que propone Brandoni con su renuncia”.
A continuación, el comunicado de la Asociación Argentina de Actores:
“En una escueta y respetuosa nota (que reproducimos), que no fue presentada personalmente por él, sino a través de una afiliada, el Sr. Luis Brandoni renunció a su condición de socio de la Asociación Argentina de Actores.
Hasta aquí un mero trámite administrativo que no podríamos dar por certificado si no fuera por las declaraciones públicas vertidas en los medios con antelación a la entrega de dicha nota el día 1 de diciembre de 2017 en nuestra sede.
No tendríamos nada para agregar o comentar, salvo que la afirmación que Brandoni hace en la misma acerca de que su renuncia nos libera de la carga ominosa de tenerlo como afiliado, es una percepción subjetiva, que por supuesto respetamos pero que no compartimos, y que no sentirse representado por nuestra conducción es algo probable y normal: Es imposible conformar a todos, todo el tiempo, pero no es un problema insalvable si sucede en una entidad como la nuestra, con alta calidad democrática, en donde existe la posibilidad de elegir y ser elegido en elecciones libres que de forma ineludible se llevan a cabo cada tres años. La discusión, el debate, las diferencias ideológicas, religiosas y hasta partidarias, son parte de nuestra vida cotidiana pero si, tal como reza nuestro estatuto, esto sucede en un marco de respeto, no son un problema grave que provoque tan terrible malestar que necesite un alivio como el que propone Brandoni con su renuncia.
Sin embargo el hecho de que antes de comunicarle la renuncia a su sindicato lo haya hecho por los medios de comunicación y en los términos en que lo hizo, nos despierta algunas dudas y nos permite, o mejor dicho nos obliga, a hacer algunas aclaraciones, entre ellas que con esa actitud violó ese estatuto que dice defender, el que ahora, en su condición de NO Socio, no está obligado a cumplir, quizá eso sí signifique un “alivio” para él. Y la duda es: por qué un actor talentoso, preciso y medido, con esta actitud queda preso de una sobreactuación, vaya uno a saber con qué fin o ambición política.
Tomando sus declaraciones públicas, son claras las diferencias políticas y gremiales que tenemos con Brandoni, pero vale la pena aclarar que no son nuevas. Esas diferencias han quedado expuestas en varias oportunidades, tanto en alguna asamblea interna como en comunicados públicos y no tienen que ver con el amañado nombre que acuñó para referirse a nuestro sindicato como la “Asociación Kirchnerista de Actores”, sino con posiciones suyas que, consideramos, lo alejan de los intereses de los trabajadores actores. Además de aclarar que ninguno de nuestros dirigentes milita en ninguna organización Kirchnerista, lo cual tampoco sería un inconveniente, él mismo nunca dejó de ser un militante Radical aún siendo dirigente, nos preguntamos:
¿Qué sería ser la Asociación Kirchnerista de Actores para Brandoni? ¿Haber festejado recuperar las paritarias como marco de discusión para la recomposición de nuestros salarios, que luego de la década del 90 y hasta el 2003 habían quedado congelados, (para tomar solo un ejemplo: el bolo de televisión estaba en $46 y aún habiendo conseguido un 100% llevándolo a $92 nos resultaba insuficiente)? ¿No haber cerrado nunca una paritaria de ninguna de las ramas a la baja? ¿Haber recuperado y acrecentado el patrimonio de nuestro sindicato tanto edilicia como estructuralmente para el control del cumplimiento de nuestros convenios? ¿Respetar las decisiones democráticas de las asambleas? ¿Expresarnos a favor de los Derechos Humanos y no pensar que son un curro? ¿Sostener que los Detenidos Desaparecidos son 30.000 y repudiar los dichos y actitudes negacionistas? ¿Promover la búsqueda de los nietos apropiados por la Dictadura apoyando la causa de las Abuelas de Plaza de Mayo y aportando a la difusión mediante nuestra prensa y nuestro trabajo artístico a Teatro por la Identidad? ¿Marchar cada 24 de Marzo con las siluetas y los nombres de nuestros 28 compañeros actores detenidos desaparecidos? ¿Habernos emocionado cuando se bajaron los cuadros de los dictadores Videla y Bignone? ¿Preocuparnos por la represión de la protesta social? ¿Habernos expresado contra la detención política de Milagro Sala? ¿Solidarizarnos con los familiares del ARA San Juan? ¿Exigir justicia por la muerte de Santiago Maldonado, y por la muerte de Rafael Nahuel ocurridas tras una represión? ¿Defender a rajatabla la libertad de expresión solidarizándonos con Víctor Hugo Morales, obstinado difusor de nuestra actividad actoral, cuando fue despedido?
¿Trabajar incansablemente para tener más y mejores convenios colectivos de trabajo? ¿Haber luchado como otros muchos dirigentes que nos antecedieron y conseguido que se sancione la Ley del Actor que posibilita la jubilación de nuestros trabajadores, la misma que él dijo no haber leído y que no iba a leerla pero a la que se oponía? ¿Haber conformado una agrupación gremial, transformarla en Lista, presentarse a elecciones libres y democráticas y ganarlas consecutivamente durante varios años, como ha pasado con otros movimientos en nuestro sindicato, entre ellos el mismo por el que Brandoni llegó a ser Secretario General? ¿El haber realizado una asamblea de reforma de estatuto que democráticamente decidió cambios en su estructura dirigencial obsoleta, poco ágil para las necesidades del proyecto gremial, y para optimizar el funcionamiento del sindicato que cada dos años renovaba autoridades dándole poder de decisión a los empleados, sin poder desarrollar un proyecto con autoridad real? ¿El haber impulsado y fundado una Sociedad de Gestión (SAGAI) que garantice el cobro del Derecho de Propiedad Intelectual del Actor Intérprete? ¿El habernos opuesto a cualquier intervención extranjera que dictamine como conducir nuestra sociedad de gestión? ¿Será tal vez haber saneado las finanzas de nuestra Obra Social a través de una administración responsable y transparente que permitió cerrar la convocatoria de acreedores heredada? ¿O ser protagonistas de la lucha gremial llevada a cabo para recaudar los fondos que la sustenten para dar la cobertura solidaria de salud que él mismo utiliza?
Sorprende que con un discurso de exigencia democrática, se intente deslegitimar a la conducción de nuestro sindicato acusándola de estar ligada a un partido político, presentándola como vulnerando el Estatuto, intentando demonizarla, pero sobre todo simplificando sesgadamente lo que debería ser el verdadero debate: Qué sindicato de actores quiere Brandoni. Quizá, si no tuviera el desprecio democrático que manifiesta en la realidad, podría haberse presentado con una propuesta en las recientes elecciones del sindicato y plebiscitarla. Pero no, en vez de eso, negándose a reconocer que esta conducción ganó esas elecciones con el 70% de los votos, renuncia diciendo que no lo representamos.
Este último acontecimiento, el de la renuncia a su sindicato, que se da en el medio de una pelea con la patronal de televisión tras la negativa de la misma a cerrar las paritarias del segundo semestre de 2017, con una campaña general de desprestigio y estigmatización de las organizaciones gremiales movilizadas desatada por parte del gobierno para imponer una indignante reforma laboral, previsional y tributaria, lo presenta a Brandoni, una vez más, siendo funcional a los intereses empresarios como lo fue cuando votó la Ley de Flexibilización Laboral en el Congreso de la Nación siendo diputado de la Alianza, la tristemente célebre Ley Banelco.
De qué valen los ideales setentistas de su primer mandato como Secretario General, promoviendo y generando los Convenios Colectivos de Trabajo de nuestra actividad que nos rigen hasta hoy, sí en el paso por la función pública como legislador de extracción sindical, con su actitud, borró con el codo lo que escribió con la mano. De qué vale la resistencia a la dictadura si después, en democracia, se actúa siendo funcional a los postulados e intereses económicos que fueron el origen de la misma.
El odio muchas veces no permite ver la realidad, tiñéndola de ese sólo color.
Solamente por un odio mayor se puede abandonar la organización gremial a la que se pertenece, organización gremial que seguramente y porque así debe ser, seguirá defendiéndolo si sus derechos laborales fueran avasallados”.