Tres años, dos jueces, dos fiscales y cinco procesamientos recientes lleva la causa por la muerte, aún no esclarecida, de Alberto Nisman.
La pesquisa pasó de la Justicia de Instrucción de la Ciudad de Buenos Aires al ámbito federal en septiembre de 2016, por orden de la Corte Suprema de Justicia. Hasta entonces, la jueza Fabiana Palmaghini y la fiscal Viviana Fein estuvieron a cargo de la investigación y la hipótesis más firme sobre la que trabajaban era la de un suicidio.
Cuando pasó a la Justicia Federal, la causa recayó en el fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini, que el 26 de diciembre último dictó los primeros procesamientos del expediente. El primero fue para el colaborador de Nisman Diego Lagomarsino, como “partícipe necesario de homicidio simple” ya que fue quien le entregó al fiscal el arma que lo mató. Los otros cuatro fueron contra los custodios Rubén Fabián Benítez, Néstor Oscar Durán, Luis Ismael Miño y Armando Niz, a cargo de la seguridad del fallecido fiscal el día de su muerte. Los policías están acusados del delito de “encubrimiento” e “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
“Efectivamente, aquellos que lo conocíamos a Nisman decíamos que fue víctima de un homicidio o, a lo sumo, que si se había suicidado, había sido un suicidio inducido”, sostuvo el fiscal ante la Cámara Federal de Casación Penal, Raúl Pleé, en diálogo con Diario Vivo.
El martes 13 de enero de 2015, cinco días antes de aparecer muerto, el fiscal a cargo de la Unidad Fiscal de Investigación (UFI) AMIA había presentado una denuncia por “encubrimiento” contra la entonces presidenta, Cristina Fernández, y otros funcionarios y dirigentes de su gestión. Los acusaba de un “plan criminal” para dotar de impunidad a los imputados iraníes en la cusa AMIA, tras la firma del memorándum con Irán.
“Los mecanismos y las manos en que quedó la investigación y los esfuerzos del gobierno para que no se avance en una investigación seria demostró que a Nisman lo mataron por su trabajo”, agregó Pleé.
Según el último peritaje encargado a Gendarmería por Ercolini, “la hipótesis más probable” es que Nisman fue asesinado por dos personas, que primero lo drogaron, luego lo llevaron al baño y mientras una lo sostenía “abrazado”, la otra le disparó a la cabeza y salió del lugar.
Quien lo sostenía acomodó el cuerpo, colocó el arma debajo del hombro izquierdo, estiró la alfombra de baño debajo de las piernas del fiscal y se retiró sin dejar rastros de su presencia en el lugar.
“Es un caso muy difícil, como el de AMIA, pero la verdad siempre aparece”, auguró Pleé.
El fiscal estuvo entre los que convocó a la emblemática “marcha de silencio”, que se hizo el 18 de febrero de 2015, a un mes de la muerte de Nisman.