Más de 120 científicos chinos condenaron hoy el anuncio de su colega He Jiankui sobre el nacimiento de dos bebas genéticamente modificadas para no contraer el VIH, en una carta abierta en la que afirman que experimentar en humanos es una “locura” e implica graves consecuencias potenciales.
El texto fue firmado por científicos de varias instituciones, incluidas las universidades de Tsinghua, Beijing y Fudan y la Academia China de las Ciencias. “Estas transformaciones irreversibles del material genético humano, que son altamente inciertas en ciencia se mezclarán inevitablemente en el grupo genético humano”, afirma la carta divulgada por DPA. Los investigadores dicen que “es posible que los bebés nacidos estén sanos durante un período de tiempo, pero los riesgos y daños potenciales para el grupo humano (…) son incalculables”.
Los investigadores también lamentaron que la experimentación es un “duro golpe para la reputación mundial de la ciencia china”, y pidieron que las autoridades de inspección actúen cuanto antes y lleven a cabo una investigación del caso. “Se ha abierto la caja de Pandora y quizás tengamos una posibilidad de cerrarla antes de que los daños sean irreparables”, advirtieron.
Una de las descubridoras de la técnica de edición genética CRISPR-Cas9, la estadounidense Jennifer Doudna, criticó también el anuncio de He. “Si se verifica, este trabajo es una ruptura de las precauciones y aproximación transparente de la aplicación de la comunidad científica global de CRISPR-Cas9”, dijo hoy Doudna, profesora de Química y Biología Molecular y Celular de la Universidad de California en Berkeley.
Doudna señaló que la investigación de He todavía no fue publicada ni sometida a una revisión por pares por la comunidad científica. Si un análisis científico ratifica este trabajo, confirmará “la necesidad urgente de confinar el uso de la edición genética en embriones humanos a escenarios en los que exista una clara necesidad médica no cubierta y en los que no sea viable otra aproximación” terapéutica, subrayó.
El mecanismo CRISPR-Cas9 se conoce desde hace casi tres décadas y en 2003 el microbiólogo español Francisco Martínez Mojica descubrió que es el que emplean los microorganismos para defenderse, cortando material genético de los virus e incorporando ese material a su propio ADN.
El descubrimiento de Mojica fue la base para que Doudna y la investigadora francesa Emmanuelle Charpentier consiguieran, años después, reproducir artificialmente el sistema y planteasen en 2012 que podría utilizarse para modificar el genoma de forma precisa, también el de los seres humanos.