El Banco Central (BCRA) llevó ayer a 27,75 por ciento, 1,5 por ciento arriba, la tasa de política monetaria para “inducir” a los precios a “aumentar a un ritmo menor” y lograr una inflación en torno al 10 por ciento el año que viene.
“Dados los shocks recientes y la insuficiente velocidad de la desinflación, la autoridad monetaria concluyó que se requiere un sesgo más contractivo de su política. Con toda la información disponible, el BCRA decidió en el día de la fecha aumentar en 150 puntos básicos su tasa de política monetaria, el centro del corredor de pases a 7 días, a 27,75 por ciento”, indicó la entidad que conduce Federico Sturzenegger, en un comunicado difundido ayer.
La máxima autoridad monetaria del país tomó la decisión de subir las tasas tomando como referencia el Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado por el INDEC, que en el último trimestre registró una suba de 1,6 por ciento promedio mensual. La entidad admitió que “busca una desaceleración más pronunciada” de la inflación.
“La variación de precios en el mes de septiembre fue de 1,9 por ciento para el nivel general y 1,6 por ciento para el componente núcleo. Con estos resultados, la inflación nivel general interanual ascendió a 23,8 por ciento”, explicó el Banco Central.
El índice de inflación de septiembre echó por tierra la expectativa del Banco Central de que terminar el año con una suba promedio de precios de 17 por ciento.
“En lo que va del año, la misma ha mostrado una leve tendencia decreciente, ubicándose en 1,6% promedio mensual durante el último trimestre. Sin embargo, la autoridad monetaria busca una desaceleración más pronunciada“, admitió.
Para tomar la decisión de elevar las tasas en 1,5 puntos, el Banco Central también tomó en cuenta las perspectivas de inflación para los próximos meses, en base al Índice de Precios Mayoristas (16,3 por ciento interanual), al de Costo de la Construcción (32,2 por ciento interanual) y a la remarcación en torno al 10 por ciento que sufrieron los combustibles desde el lunes.
“Los indicadores de alta frecuencia monitoreados por el BCRA muestran una menor inflación en las últimas semanas, que impactaría en forma más plena en el registro de noviembre. Por otra parte, se conoció ayer un aumento en el precio de los combustibles superior al esperado, lo cual requiere que la autoridad monetaria induzca al resto de los precios a aumentar a un ritmo menor para compensar dicho efecto.
“El Banco Central seguirá manteniendo un claro sesgo antiinflacionario hasta que la inflación núcleo quiebre los valores registrados desde mayo y el proceso de desinflación converja hacia el objetivo de una inflación de 10% ± 2% para 2018“, concluyó la entidad.