Cada vez que hay registrarse en la web, las personas parecieran seguir la ley del menor esfuerzo. Otra conjetura puede ser que la creatividad esté en extinción. Estas conclusiones surgen a partir de un estudio realizado en el Reino Unido para descubrir los niveles de conocimiento ciudadano sobre ciberseguridad. El trabajo reveló que la secuencia numérica “123456” es la contraseña más utilizada para servicios online.
Más de 23 millones de personas en el mundo usan esa combinación para “asegurar” sus cuentas privadas, mostró un reciente análisis del Centro de Ciberseguridad Nacional del Reino Unido (NCSC, por sus siglas en inglés).
El estudio, realizado con datos de cuentas (usuario y contraseña) que fueron publicados en la web tras filtraciones globales masivas, analizó las 100.000 contraseñas más empleadas para concluir que millones de personas “facilitan el trabajo de los ciberdelincuentes al usar claves débiles o previsibles”.
La segunda clave más usada en la web es “123456789”, con 7,7 millones de usuarios, seguida por “qwerty” (la combinación de las primeras seis letras del teclado, con 3,8 millones), “password” (el inglés para “contraseña”, 3,6 millones) y “1111111” (3,1 millones).
Entre otros hallazgos, la investigación mostró que cientos de miles de personas eligen como contraseñas los nombres de personajes ficcionales (como superman, pokemon o batman, sin mayúsculas), sus equipos de fútbol o los nombres de artistas famosos. A esas palabras comunes y esperables le confían la seguridad de los servicios que administran vía web, desde el homebanking hasta las cuentas de correo electrónico, redes sociales o plataformas para comprar online.
El objetivo del trabajo fue, según el NCSC, “crear conciencia sobre los riesgos frente a los que las personas se exponen en Internet”, y “ayudar a los desarrolladores y administradores de sistemas a proteger a sus usuarios”.
El análisis surgió de los datos recopilados por el experto en ciberseguridad Troy Hunt, para quien “tomar buenas decisiones con la contraseña es el mayor control que los consumidores tienen sobre su propia postura de seguridad personal”.
(Con información de Télam)