El presidente Michel Temer intentó minimizar los daños causados a la industria debido a la investigación de la Policía Federal (PF) por corrupción en la inspección de alimentos.
Los reflejos de la operación Carne Débil de la PF, cuestionada por casi todo el arco político y los productores rurales, esquivaron el intento de generar confianza de Temer, que había invitado a una “churrascaría” a 40 embajadores el domingo para intentar demostrar que la carne brasileña merece seguir en las grandes ligas mundiales.
Sin embargo, los principales mercados compradores de Brasil reaccionaron con desconfianza frente a las revelaciones de que 21 frigoríficos están investigados por la presunta adulteración de carnes para permitir el consumo incluso luego de la fecha de vencimiento.
Brasil es el líder mundial en carne procesada del mundo y es el primero en el mercado mundial de carne de pollo, con exportaciones a 150 países.
Los frigoríficos JBS y BRF, las dos grandes locomotoras de la exportación brasileña de carnes y que están directamente impactados con las investigaciones, niegan los cargos.
Temer intentó reducir los daños para la economía durante su presentación en la Cámara de Comercio Brasil-Estados Unidos en San Pablo, donde afirmó que existe un número “diminuto” de frigoríficos involucrados en la supuesta red desbaratada por la PF la semana pasada.
“Para nosotros el agronegocio es importantísimo y no puede ser devaluado por un asunto menor, que debe ser sancionado, claro, pero que no puede comprometer a todo el sistema que creamos en los últimos años, con exportaciones a 150 países de la carne brasileña”, dijo Temer.
El mandatario aseguró que Brasil tiene un sistema “rigurosísimo” de inspección sanitaria y afirmó que en el operativo fueron afectadas 21 unidades de producción de alimentos, ante 4.850 plantas de frigoríficos existentes en el país. “Es un número diminuto”, subrayó el mandatario al intentar llevar confianza a la platea de empresarios de la cámara binacional.
“En las denuncias de la policía hay mucha fantasía, muchas idioteces”, dijo el ministro de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento, Blairo Maggi, ex gobernador de Mato Grosso cuyos negocios agrícolas le hicieron ganar el mote de rey de la soja la década pasada.
(Télam)