Punto G 20

¿Cómo entender la fiebre del G20 que detendrá al país por dos días? ¿Para qué se juntan a hablar los líderes del mundo?

El G20 es un diálogo global de poderosos.
Es un diálogo porque es el nombre de una serie de intercambios, no es una entidad burocrática permanente, con secretarías y escritorios.
Es global porque está compuesto por la Unión Europea y 19 países: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía.
Es de poderosos porque estos miembros representan el 85% del producto bruto global, dos tercios de la población mundial distribuida en la mayor parte de la geografía del planeta, 75% del comercio internacional y 80% de las inversiones.
Lo anterior transforma al G20 en el principal foro internacional para la cooperación económica, financiera y política del mundo, fijándole un objetivo muy alto: lograr consensos y coordinar acciones para resolver los grandes desafíos globales. ¿Cuáles son estos desafíos? ¿De qué hablan los poderosos? En algún punto, hablan de lo mismo que cualquier hijo de vecino pero con más profundidad. En lugar de “¡qué bárbaro este fenómeno de Internet!”, los poderosos deben planear cómo regular la información, el comercio de contenidos y los servicios digitales. En lugar de “¿ya probaste Uber?”, los líderes se preguntan “¿cómo cobramos los impuestos después de la uberización de la economía?”. En lugar de “¿por qué mi hija cobra menos que mi yerno por el mismo trabajo?”, los dirigentes deben pensar políticas laborales que garanticen la igualdad de género. Y así, en definitiva, el gran desafío del G20 es regular las nuevas formas de interacción que propone el mundo globalizado y encauzar la revolución que todos vivimos. En relación, los tres temas prioritarios propuestos este año son el futuro del trabajo, la alimentación sostenible y la infraestructura para el desarrollo, de los que se desprenden necesidades de acuerdos en diversas dimensiones (políticas fiscales, comerciales, energéticas, compromisos en la lucha contra la corrupción, la igualdad de género, entre otras).
¿Por qué nos toca esta vez en Buenos Aires y es tan importante para la Argentina?
Todos los años, los miembros del G20 eligen a un país para que presida el grupo, por un sistema rotativo. Desde su conformación en 1999, como extensión del G7, hasta la última edición de Alemania, 11 de los 19 países miembro lo presidieron. El país que asume esta presidencia organiza las reuniones, define la agenda de prioridades e invita a otros países y organizaciones. Como el G20 no tiene una organización central, este rol es crítico para la eficacia del foro. La Argentina asume hoy esta responsabilidad y busca construir un consenso que permita que todos los países se comprometan con un desarrollo equitativo y sostenible, coherente con el potencial económico de Latinoamérica y el Caribe para avanzar hacia la erradicación de la pobreza.
Este diálogo implicó un esfuerzo durante todo el año, con reuniones de técnicos y aportes de grupos de afinidad de la sociedad civil, como Business 20 (B20), Civil 20 (C20), Labour 20 (L20), Science 20 (S20), Think 20 (T20), Women 20 (W20), Youth 20 (Y20). Se espera que este trabajo sea coronado con la elaboración de una agenda consensuada de acciones durante la cumbre de líderes del 30 de noviembre y 1 de diciembre.