Que nadie sepa mi sufrir

Pasadas y desconocidas ficciones en contextos de presentes sensibles

La serie de Bruce Miller logró darle impulso y popularidad al clásico feminista de Margaret Atwood, The Handmaid’s Tale (1985) con la serie homónima que refleja y responde a miedos que surgen de la actualidad política en Estados Unidos.

El cuento de la criada es una narración de ciencia ficción distópica y feminista, una de las obras más importantes de la escritora canadiense Margaret Atwood. En ella destaca la crítica social y el tratamiento de la mujer, temas frecuentes en sus obras.

Tras unos supuestos ataques de terrorismo islámico, unos políticos teócratas llegan al poder de Estados Unidos, que pasan a denominarse república de Gilead. Con la excusa de la defensa contra la violencia, aumentan el autoritarismo y disminuyen las libertades y derechos sociales, empezando por suprimir la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Las mujeres se dividen en castas y se promueve el miedo y la sospecha entre ellas. La doncella es una mujer que se considera única y exclusivamente un objeto cuyo único valor está en sus ovarios, siendo un receptáculo necesario para alcanzar el nivel de nuevos nacimientos deseado en Gilead para mantener su modelo de sociedad.

 

 

En esta sociedad, Offred es una mujer que pierde su dinero, su empleo e incluso su nombre, que pasa a ser el de su dueño, al ser asignada como un tipo de esclava denominada “criada” de un hombre, el “comandante”. Desde entonces le está prohibido tener propiedades, autonomía económica ni independencia social, salir de la casa donde vive (sino es para hacer compras necesarias para la casa), hablar ni leer ni ningún tipo de comunicación que no sea con sus propietarios, ningún tipo de actividad intelectual ni de libertad sobre su imagen y apariencia física e incluso sobre su cuerpo, incluyendo su alimentación y sus relaciones sexuales, ya que no puede tenerlas con nadie a excepción de su dueño, que la puede violar siempre que él quiera, supuestamente con el fin de procrear.

El nombre de criada de la protagonista, Offred, es un compuesto que indica de quien es propiedad: Of-Fred (“de Fred”, Fres es el nombre propio del comandante que la posee) y, pese a que el comandante cambie a su criada, ésta seguirá llamándose del mismo modo. Offred, como todas las criadas, también está obligada a mantener relaciones sexuales con su comandante, y la esposa de éste debe sujetarla. Los hombres pobres pueden poseer a una mujer como esposa, mientras que los más poderosos tienen limpiadora y cocinera, vientre gestante y esposa cuidadora del marido y de los hijos de él con la gestante.

 

 

Una de las grandes paradojas que rodean a The Handmaid’s Tale, es que no saltó a la fama universal como otros clásicos del género, probablemente porque la autora es mujer. Para ser justos, Un mundo Feliz, 1984 y Farenheit 451 han sido publicados mucho antes – 1932, 1949 y 1953, respectivamente – pero su distribución y popularidad es inconmensurablemente mayor, sobre todo en aquellos países donde no se habla inglés.

No es casual que la historia de una sociedad segmentada sexualmente y con una profunda división de clase haga su comeback en los Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump. La serie homónima comenzó a producirse en agosto de 2016, cuando la candidatura del actual presidente norteamericano se convirtió en algo demasiado real. El dueño de los certámenes de belleza más conocidos mundialmente y más profundamente misóginos, logró ganar la presidencia incluso luego de que, un mes antes de las elecciones, The Washington Post hiciera viral un video en el que el mandatario se regodea de abusar sexualmente de mujeres sólo porque es rico y famoso. Los “Pussy hats” utilizados en la Women’s march un día después de la asunción de Trump fueron una clara manifestación de repudio ante esta declaración particular.

 

La versión del siglo XXI de The Handmaid’s Tale no imagina un futuro catastrófico aunque posible; plantea más bien un presente distópico. A través de flashbacks que remiten a un pasado demasiado cercano y reconocible, la serie de Bruce Miller aporta elementos familiares, característicos de la época en la que vivimos: redes sociales, teléfonos celulares, familias no tradicionales. Con un certero golpe, un gobierno totalitario borra aquellas marcas de la sociedad del nuevo milenio e intenta imponer un sistema anticuado, que no funciona una vez que como colectivo se ha evolucionado.

La serie es parte de los contenidos originales del servicio de Streaming Hulu. La temporada inicial, de 10 capítulos, se estrenó el 26 de abril y ya está en proceso una segunda. Los propios realizadores consideran que la continuación será un desafío, porque la primera engloba toda la historia de la novela de Atwood. Craig Erwich, jefe de contenidos de Hulu dijo que buscan seguir explorando el mundo de Gildead y contar historias contenidas en el libro que no han sido explotadas en el programa.