Quedándote o yéndote

En el día de la música, se homenajeó a Luis Alberto Spinetta con un extenso recital en la Ciudad Cultural Konex, que repasó sus grandes éxitos de la mano de los musicos que lo acompañaron durante su carrera

Ricardo Mollo, León Gieco, David Lebón, Emilio del Guercio, Rodolfo García y Machi Rufino, entre un “batallón” de músicos comandados por Javier Malosetti, aportaron anoche su talento para repasar la inestimable obra de Luis Alberto Spínetta, en la celebración realizada en el patio de Ciudad Cultural Konex, al cumplirse 68 años de su nacimiento.

Durante dos horas, diversos artistas ligados a la historia musical y personal del creador de “Muchacha ojos de papel”, “El anillo del Capitán Beto” y “Como el viento voy a ver”, entre otros imprescindibles del rock argentino, recorrieron composiciones de distintas épocas, en el concierto llamado “El Marcapiel”.

 

Foto: Emmanuel Fernandez

 

Con un grupo base integrado por Malosetti, los tecladistas Claudio Cardone y Juan Carlos “Mono” Fontana, el guitarrista Lito Epumer y el baterista Sergio Verdinelli, los invitados fueron desfilando por el escenario para tributar a Spinetta en un encuentro que se caracterizó por la excelencia musical y la emoción que se apoderó del lugar durante toda la noche.

Si bien se descontaba de antemano que el evento contaría con excelentes interpretaciones, debido al nivel de los invitados y a la fidelidad de las versiones respecto a las originales, por la cercanía de los involucrados con el homenajeado, la cuota emotiva dotó de un valor extra a cada una de las canciones revisitadas.

En tal sentido, más allá de algunos nombre rutilantes, el escenario vio pasar a eximios instrumentistas, como el pianista Leo Sujatovich, el guitarrista Baltasar Comotto, además de la prodigiosa voz de Rubén Goldín; el guitarrista, bajista y cantante Dhani Ferrón; y los bateristas Daniel Rawsi y Gustavo Spinetta.

Incluso, el talento de los músicos y el sentimiento puesto en cada intervención logró primar por sobre algunas desprolijidades lógicas en el sonido, producto en parte de la constante rotación de intérpretes y la cantidad de instrumentos utilizados.

Las intervenciones de Emilio del Guercio y Rodolfo García en los clásicos de Almendra; la presencia de Gustavo Spinetta en “Cementerio club”; las interpretaciones de Machi, quien ocupó el podio en un imaginario “aplausómetro”; David Lebón con su recuerdo de Pescado Rabioso y una preciosa versión de “Laura va”; y la voz en off del propio Spinetta en algunos pasajes fueron algunos de los momentos más emocionantes de la noche.

A la hora de la excelencia musical, además de lo desplegado por la banda base y, en especial, por Malosetti, gran maestro de ceremonia; el trabajo de Rodolfo García en combinación con el bajo en “A estos hombres tristes”, en especial el uso dado al bombo de la batería; las partes de Sujatovich y Comotto; y los solos de Lebón y Mollo fueron algunos de los puntos más altos.

 

 

En la banda base, cabe rescatar dentro de los grandes momentos los fraseos de guitarra de Epumer en “Enero del último día”, lo desplegado por Malosetti tanto en bajo como en guitarra, fundamentalmente en “Cementerio Club”; la fuerza de Verdinelli en las piezas más potentes y las sutilezas de Fontana y Cardone, en muchos casos reemplazando cuerdas o guitarras.

Por otra parte, el repertorio seleccionado contempló la presencia de algunos clásicos como “Todas las hojas son del viento”, “Ana no duerme”, “Despiértate nena”, “Durazno sangrando” y “Rutas argentinas”, pero también lanzó guiños para fans más acérrimos con el rescate de joyas ocultas como “Amarilla flor”, “Es la medianoche”, “Casas marcadas”, “Leves instrucciones” y “Era de uranio”.

Desde antes del inicio del show, en el ambiente se palpaba la omniprescencia del recuerdo de Spinetta, a partir de la expectativa del público por lo que se iba a vivir, y por el desfile en los parlantes de audios de entrevistas al músico y de canciones de artistas que lo influenciaron como The Beatles, Pat Metheny, Joni Mitchell, Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Al Jarreau, Stevie Wonder y John McLaughlin, entre otros.

El show tuvo en su apertura un collage sonoro a cargo de Fontana y Cardone, que derivó en una grabación inédita de Spinetta a capella de una hermosa y premonitoria letra, que pareció un mensaje del artista desde el más allá.

Como si se quisiera respetar un orden cronológico, los primeros temas del show correspondieron a Almendra, en especial, al fundacional primer disco, de cuya edición se cumplen este mes 48 años.

Sin embargo, la cuestión temporal no continuó a lo largo del recital, debido a que se fueron intercalando distintas etapas en la vida artística del homenajeado.

Lo que sí es cierto es que hubo un bloque de guitarras “encendidas” con Baltasar Comotto, un pasaje con el mencionado rescate de joyas ocultas, un velado recuerdo de Invisible a partir de la presencia de Machi, del mismo modo que Gustavo Spinetta evocó el aura del disco “Artaud” y David Lebón el de Pescado Rabioso, en donde también hubo cruce de guitarras con Mollo.

 

 

Otra perla presente en el concierto significó la interpretación de “Iris” en la voz de Rubén Goldín, corte de difusión del póstumo disco “Los amigo”, que no había sido tocada en vivo, salvo en la primera edición de “El Marcapiel”, en octubre de 2016, en ese mismo escenario.

Para el final quedó la emoción de Gieco con “Todas las hojas son del viento”; el homenaje junto a Mollo en “8 de octubre” a las víctimas de la tragedia del Colegio Ecos, que dio origen a “Conduciendo a Conciencia”, causa abrazada con pasión por Spinetta; la unión de las voces de todos los invitados con el público en “Quedándote o yéndote” y la gran zapada final con “Rutas argentinas”.

La retirada dejó la sensación de que harían falta muchos conciertos más de este tipo para hacer honor al legado “spinetteano”, pero sin dudas la de anoche resultó una muestra cabal de los tesoros que aún quedan por descubrir detrás de esta gran obra.

 

 

 

(Télam)