En 2008, el entonces desconocido Bryan Bertino sorprendió con Los extraños, crudo y tenso thriller en el que unos psicópatas enmascarados atacaban a Liv Tyler y Scott Speedman. Una década después, Johannes Roberts, director con oficio (así lo señala Terror a 47 metros) firmó Los extraños: cacería nocturna, una más que reivindicable secuela con Christina Hendricks y Martin Henderson. Pues bien, el imaginario, con elementos de culto, se retoma, aunque no de la manera que el aficionado hubiera imaginado.
Corrió la noticia de que Lionsgate prepara un remake concebido para dar paso a una trilogía. Las sorpresas no quedan ahí, ya que el director, al menos de la primera entrega, es Renny Harlin (Duro de matar 2, Riesgo total, Alerta en lo profundo), todo un superviviente de la industria. Aunque ya pasaron sus mejores años, el finlandés sabe encontrar comodidad y moverse con oficio, aunque sea en filmes menores o de serie B.
La producción comenzó en Eslovaquia, en la zona de Bratislava. Lo de involucrarse en proyectos de capital no estadounidense (o al menos no el principal) no es nuevo para Harlin, que en los últimos tiempos firmó proyectos chinos y hongkoneses como Una pareja dispareja, comedia de acción con Jackie Chan y Johnny Knoxville, y el thriller Testigos silenciosos. También se encargó de The refuge, coproducción entre Bulgaria y Estados Unidos.
La nueva versión de Los extraños, protagonizada por Madelaine Petsch, Froy Gutiérrez y Gabriel Basso, se centra en una pareja que sufre la violencia de unos perturbados (por supuesto enmascarados) mientras pasa una noche en un pueblo de Oregón tras averiarse su coche.