La escritora Samanta Schweblin fue nominada al premio LiBeratupreis, dotado de tres mil euros y una invitación a la Feria del Libro de Frankfurt, por la traducción al alemán de la novela “Kentukis”, a cargo de Marianne Gareis.
Schweblin pertenece a esa breve y potente saga de escritoras argentinas que con apenas 45 años son multipremiadas y leídas en todo el mundo, sus cuentos y novelas fueron traducidos a más de 25 lenguas, y “Kentukis” puso nuevamente al lector frente al clima ambiguo de sus historias, esta vez mediadas por la tecnología.
En el libro publicado en Argentina por Penguin Random House, Schweblin trató de explorar “hasta qué punto somos violentos como raza digital” a través de la invención de un juego que incluía, de un lado de la computadora, un peluche con cámaras filmadoras, y del otro, a un usuario que deseaba ser seguido y observado, pero a la vez sentir una compañía y algo parecido al cariño.
El LiBeraturpreis es un premio del público, concedido exclusivamente a autoras de África, Asia, América Latina y el mundo árabe desde 1987 cuando fue creado, en respuesta a la poca representatividad que tenían en el mercado alemán las traducciones de autoras de esas regiones.
Organizado por la entidad Lit-prom desde 2013, todos los libros de escritoras incluidos en las listas llamadas Weltempfänger (receptor mundial) del año anterior son automáticamente nominados para el premio.
Cuatro veces al año -en primavera, verano, otoño e invierno- Litprom publica una lista con los siete mejores títulos literarios de la respectiva temporada. Desde 2016, la ganadora se elige mediante una votación pública en línea, dando a todos los interesados en la literatura mundial la oportunidad de votar por su autora favorita.
El resto de las nominadas 2021 son la colombiana Pilar Quintana, la nigeriana Oyinkan Braithwaite, la canadiense Ava Farmerhi, las indias Meena Kandasamy y P. Sivakami, la japonesa Mieko Kawakami, la sudafricana Koleka Putuma y Wilma Stockenström.
La única argentina que ganó este premio fue Claudia Piñeiro en 2010 por la novela “Elena sabe”, traducida del español por Peter Kultzen para el sello alemán Unionsverlag.
(Télam)