San Pablo impone restricciones a la circulación para frenar la ola de contagios

El 89% de las camas de terapia intensiva están ocupadas en el estado más rico de Brasil, en donde viven 46,2 millones de personas.

San Pablo, la capital económica de América Latina, inició anoche dos semanas de restricciones severas, con toque de queda nocturno, para frenar el avance de los contagios de coronavirus.

La orden que confina a los residentes en sus casas se inscribe dentro de la “‘Fase de emergencia”, la más estricta, decretada el jueves por el gobernador Joao Doria para enfrentar el que definió como “el momento más crítico” de la pandemia de coronavirus, que ya dejó casi 280.000 muertos en el gigante latinoamericano, una cifra solo superada por Estados Unidos.

El cierre pareció cumplirse con obediencia, aunque hubo aglomeraciones en el transporte público, según la agencia de noticias AFP.

“Creo que todo sigue igual, el metro estaba como siempre”, dijo Elisa, de 33 años, quien salió temprano hacia la empresa de diseño en Pinheiros, en el oeste de la ciudad, donde hace trabajos de limpieza.

La gobernación ordenó que personas como ella, que no cumplen labores esenciales, se queden en casa para evitar contagios en momentos en que los hospitales se acercan al colapso: en el estado más rico de Brasil, donde viven 46,2 millones de habitantes, el 89% de las camas de terapia intensiva están ocupadas.

Hasta fin de mes los parques y playas estarán cerrados, los oficinistas deben trabajar a distancia y las autoridades pidieron reducir las clases al mínimo imprescindible, entre otras medidas.

“Yo tengo que venir a trabajar. Si no vengo, los patrones simplemente me dirían: ‘andate’. Como las cosas están difíciles, sigo aquí”, apuntó Elisa, cuyo nombre fue cambiado para evitar posibles represalias. Sin salario, sería desalojada por no poder pagar el alquiler de su casa, donde vive con su hija adolescente; y si no va a la empresa, la despiden, contó.

En la zona comercial de Pinheiros, la mayoría de locales estuvieron cerrados. Algunos restaurantes tuvieron las puertas entreabiertas, a la espera de iniciar los repartos a domicilio, su única fuente de ventas ante la prohibición de pedir para ir a buscar al local.

Por las vías de Jardim Paulista circulaba un número reducido de transeúntes. La actividad de esa zona residencial y empresarial estaba ayer en sus mínimos, contrariamente a otras zonas donde las restricciones no están siendo respetadas.

Entre viernes y domingo, cuando regía una fase menos estricta, las autoridades encontraron casi 200 locales infringiendo las restricciones.

San Pablo es el estado con más muertos (64.223), aunque en términos relativos está menos afectado que Rio de Janeiro, Amazonas o Brasilia. Ayer, el gobernador Doria dejó planear la posibilidad de una cuarentena estricta en caso de que no haya resultados.

Su ex aliado, el presidente Jair Bolsonaro, se opone a los cierres por su impacto económico, al tiempo que minimiza la pandemia y critica las vacunas.

Con un promedio diario de 1841 muertes en los últimos 7 días, Brasil es el epicentro de la pandemia, con cuarentenas en todos los estados y colapsos hospitalarios en varias regiones, sobre todo en la región sur y en la frontera con Argentina.

La crisis sanitaria provocó la salida del ministro de Salud, el general Eduardo Pazuello, quien fue reemplazado por el cardiólogo Marcelo Queiroga.

Se trata del cuarto ministro de Salud de Bolsonaro desde que se inició la pandemia en Brasil, el 26 de febrero de 2020.

(Télam)