La ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, defendió la creación de la UniCABA. “No se va a echar a ninguna persona ni a cerrar ningún establecimiento. Van a convivir junto a la universidad, pero van a ser evaluados”, aseguró.
“El formato de universidad nos permite tener investigadores y acompañar a los maestros que ya están en las escuelas para la formación continua”, explicó la funcionaria, en defensa del proyecto que se aprobó ayer a la tarde en la Legislatura porteña.
Frente a los cuestionamientos, la funcionaria porteña apuntó: “lamentablemente, no hubo ninguna propuesta
alternativa”.
En medio de fuertes protestas y con el voto del oficialismo, la Legislatura porteña aprobó la creación de la Universidad de la Ciudad de Buenos Aires (UniCABA), resistida por los gremios, centros de estudiantes, agrupaciones de izquierda y otros actores de la comunidad educativa.
La propuesta recibió el voto positivo de los 34 legisladores de Vamos Juntos ya que ninguno de los otros bloques acompañó la iniciativa.
La oposición cuestionó el funcionamiento y la financiación de la UniCABA. Desde Unidad Ciudadana denunciaron que el proyecto busca “construir un modelo que se asienta en que el alumno sea un emprendedor individualista y el maestro tiene que ser disciplinario”.
Desde Evolución, el espacio que lidera el diputado nacional Martín Lousteau, cuestionaron que la UniCABA no es “sólida en materia presupuestaria” ya que el oficialismo decidió modificar la iniciativa original y mantener
los profesorados públicos de formación docente, que en el primer borrador planteaban eliminar.
“Antes, el financiamiento de la UniCABA salía de los 29 institutos, eso era lo único que tenía sólido el proyecto. Ahora no sabemos de dónde va a salir la plata”, señaló el legislador del bolque Leandro Halperín.
Por otro lado, desde Evolución señalaron que la nueva universidad “no va a poder competir con los centros de formación”. “Van a ser desaparecidos de un plumazo”, advirtieron y cuestionaron que el rector interino sea elegido por el Poder Ejecutivo local.
El proyecto se trató con protestas afuera de la Legislatura porteña y un paro de 24 horas en las escuelas de nivel inicial, primario y medio.
Por temor a disturbios, se dispuso un fuerte operativo de seguridad en torno al edificio legislativo, que permaneció vallada.
Los legisladores entraron a sus despachos a las 6 de la mañana, varias horas antes del inicio de la sesión y no se permitió el ingreso al recinto del público, sólo de los rectores de los 29 institutos públicos de formación docente que existen actualmente.
La tensión entre la policía y los manifestantes se produjo desde temprano, entre los forcejeos de una lado y los escudos y palos del otro.
Acuña consideró que los actores que se oponen a la ley “son un pequeño grupo de la comunidad educativa”. “Los institutos públicos tienen miedo al cambio”, aseveró. “Tenemos que hacer un proceso de evaluación constante y a estole tienen temor. Hay una concepción ideologizada, donde se considera a la evaluación como punitiva”, agregó.