La Confederación General del Trabajo (CGT) lleva a cabo su tercera jornada de paro general en lo que va de la gestión de Mauricio Macri, con un alto acatamiento, en parte, por la adhesión del transporte y los cortes de los movimientos sociales en los ingresos a Capital Federal.
Por la adhesión a la huelga de la Unión Tranviara Automotor (UTA) y la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP), no funcionan colectivos, subtes y trenes. Tampoco circulan los taxis afiliados al Sindicato de Peones de Taxis y se cancelaron los vuelos nacionales e internacionales en Aeroparque y Ezeiza por el acatamiento al paro de los gremios aeronáuticos.
Según estimaciones del Gobierno, la medida de fuerza generará una pérdida de más de 28.824 millones de pesos.
Desde el ministerio de Transporte calcularon que el paro afecta a más de 71.000 pasajeros de vuelos.
La adhesión de los sindicatos que enrolan a los choferes de camiones y a los empleados del transporte público provocará que no haya recolección de servicios esta noche, recarga de cajeros automáticos, ni abastecimiento de combustibles.
Tampoco hay clases en las escuelas de la provincia de Buenos Aries por la adhesión al paro del Frente de Unidad Docente Bonaerense.
A la medida de fuerza, sin movilización, se sumaron las dos Centrales de Trabajadores Argentinos (CTA), la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN) y la Asociación de Trabajadore del Estado (ATE), por lo que afecta el funcionamiento de Administración Pública, en los tres poderes. También adhirió la Asociación Bancaria, por lo que no hay actividad bancaria.
Los partidos Obrero, Movimiento Socialista de los Trabajadores e Izquierda Socialista cortan, desde las 7 de la mañana, los accesos a la ciudad de Buenos Aires y, al mediodía, llevarán a cabo un acto en el Obelisco porteño.
Los cortes son acompañados por los movimiento sociales.
La CGT fundamentó el llamado a la tercera huelga que realizan en la gestión de Macri “en la necesidad de expresarle al Gobierno nacional el más enérgico repudio al ajuste salvaje al que somete a los trabajadores”.
“El veto a la rebaja de tarifas aprobado por el Congreso y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus consecuencias sobre el empleo, la obra pública, la seguridad social y las economías regionales, que no hacen más que agravar dramáticamente la ya insoportable situación social”, argumentó la CGT. “No vamos a permitir que el ajuste lo hagan otra vez los que menos tienen”, concluyó en un documento difundido a mediados de junio.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, aseguró que se mantendrá abierto el diálogo con la CGT, a pesar de que la medida de fuerza “no tiene ningún sentido”.