El gobierno británico se enfrentará al Kermlin, si se descubre que Rusia estuvo involucrada en el envenenamiento del ex espía ruso, Sergei Skripal, quien se encuentra internado en grave estado junto a su hija, luego de haberse intoxicado con una sustancia desconocida.
Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33 años, fueron encontrados el domingo inconscientes en un banco próximo a una plaza de juegos para niños en pleno centro de Salisbury, una ciudad al sur de Inglaterra.
La reacción oficial estuvo a cargo del ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, quien aseguró hoy a los diputados en la Cámara de los Comunes que el Reino Unido responderá “con firmeza” a cualquier evidencia de participación en el caso. “Ningún intento de asesinar en suelo británico quedará impune”, advirtió Johnson. Aunque aclaró que aún es demasiado pronto para señalar con el dedo, señaló que el caso se parecía al de la muerte del espía ruso Alexander Litvinenko en Londres en 2006.
En tanto, la policía del Reino Unido está investigando cuál fue la “sustancia desconocida” que afectó a Skripal y su hija, según la BBC. También se informó que dos agentes de policía que intervinieron en el incidente fueron ingresados al hospital por “síntomas menores”. Según el diario Daily Mail, se cree que Sergei Skripal estuvo expuesto a la poderosa droga sintética Fentanyl.
Desde el Kremlin, el portavoz presidencial ruso Dmitry Peskov dijo a los periodistas que Vladimir Putin no tiene ninguna información sobre los motivos que provocaron el incidente, indicó oficialmente la agencia TASS. “Vemos esta situación trágica, pero no tenemos información sobre qué pudo haber llevado a esto”, afirmó el vocero del Kremlin.
Skripal fue coronel en el servicio de inteligencia militar GRU de Rusia, y en 2006 fue condenado por haber colaborado durante años con los servicios de espionaje británicos MI6.
Fue liberado por el entonces presidente ruso, Dmitri Medvedev, en 2010, e Inglaterra le concedió asilo hace ocho años, después de un intercambio de espías entre Estados Unidos y Rusia
Alexander Litvinenko, un oficial fugitivo del servicio secreto ruso (KGB), que se especializó en la investigación del crimen organizado, murió después de que dos agentes rusos introdujeran en su té una dosis de la sustancia radiactiva polonio, cuando se encontraba en un hotel en el centro de Londres. Según una investigación de la justicia británica fue un asesinato “probablemente aprobado” por el presidente Putin.