El juez Sérgio Moro, quien condenó a prisión al líder opositor y ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, aceptó hoy ser una suerte de superministro de Justicia y Seguridad del gobierno del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro.
La designación abre frentes de todo tipo sobre las motivaciones de Moro en las recientes decisiones de la operación Lava Jato y le otorga un personaje de peso a la imagen de lucha contra la corrupción que el ultraderechista Bolsonaro quiere imprimir a su gobierno. “Habemus papam”, dijo el presidente electo al comentar a una televisora católica la designación de Moro, al que le otorgó el control de la Policía Federal, la Controladuría, los órganos contra el lavado de dinero y las políticas anticorrupción.
El vicepresidente electo, el general retirado Hamilton Mourao, reveló que Moro había sido contactado durante la campaña por el ministro de Economía designado, el financista Paulo Guedes.
El Partido de los Trabajadores (PT) y gran parte del arco político protestaron por la designación, al considerar que el trabajo de Moro en la operación Lava Jato fue “político”, sobre todo porque la condena contra Lula sirvió para impedir la candidatura del líder opositor en las elecciones generales de octubre. A partir de ahora, los procesos de Lula y de Lava Jato recaerán en otros jueces, pero la designación de Moro le otorga munición a los abogados del ex sindicalista condenado a 12 años y un mes de prisión, quienes dicen que se aplicó el “lawfare” contra el líder del PT, es decir, que usó el cargo de magistrado para actuar políticamente. El caso de Lula quedará a cargo de la jueza federal Gabriela Hardt, de Curitiba.
En un comunicado, Moro dijo: “Acepté honrado la invitación y lo hice con cierto pesar porque tendré que abandonar 22 años de magistratura”. “La perspectiva de implementar una fuerte agenda anticorrupción y anticrimen organizado, con respeto a la Constitución y a la ley, me llevaron a aceptar. Es consolidar los avances contra el delito y la corrupción de los últimos años y alejar los riesgos de retrocesos por un bien mayor”, subrayó en su carta.
Durante la campaña electoral, tres días antes de la primera vuelta, Moro tuvo un protagonismo clave al hacer pública la delación premiada del detenido ex ministro Antonio Palocci con declaraciones contra Lula, lo cual afectó supuestamente le performance del candidato del PT, Fernando Haddad.
Haddad, por Twitter, repudió el paso de Moro a la política, quien en 2016 dijo que se iba a dedicar al Poder Judicial de por vida. Asimismo, la cuenta del detenido Lula publicó una nota del diario The Times, de Londres: “Sin medias tintas, el Times de Londres informa al mundo que Bolsonaro promete un alto cargo para el juez que capturó a su rival”.
La justicia electoral inhabilitó a Lula en septiembre para competir, cuando era el favorito en las encuestas por sobre Bolsonaro, y el PT entonces registró a Haddad, derrotado el domingo pasado en segunda vuelta.
(Télam)