Una de las últimas incorporaciones del Gobierno, el ministro de Producción, Dante Sica, quedó molesto por el paquete anunciado dos días atrás por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que fue muy mal recibido por la Unión Industrial. El problema de Sica, que en público salió a defender las medidas, fue que a los industriales les había dicho que sucedería exactamente lo contrario apenas unos días atrás.
El paquete con el que Hacienda espera mejorar la recaudación en 65 mil millones de pesos entre este año y el que viene incluyó básicamente tres puntos: la suspensión de la baja de las retenciones al aceite y la harina de soja, el fin del Fondo sojero que se repartía con las provincias y la suspensión del reintegro a las exportaciones industriales. El primero enojó al campo, el segundo a los gobernadores y el tercero a los industriales, el sector del que proviene Sica.
En una reunión que había mantenido días atrás, Sica les había asegurado que no habría cambios -ya circulaban rumores- y que no sólo hablaba en nombre de él, sino de todo el gabinete porque había hecho las consultas del caso. Incluso, había prometido que se agilizarían los pagos de los reintegros. Pero las cosas en este país cambian de un día para el otro y a la promesa de Sica se la llevó el viento. La cúpula de la UIA estalló cuando se enteró de la novedad.
“Quizás algunos se puedan sentir afectados, pero estamos decididos a cumplir con el déficit fiscal”, salió Sica a defender tibiamente la decisión de Dujovne, que sus allegados dicen que en verdad no comparte para nada porque cree que afectará aún más la alicaída actividad industrial. Hoy dijo algo parecido el titular de la UIA, Miguel Acevedo: “Este ajuste tendrá consecuencias negativas para la industria y las economías regionales”.