Misión rescate es la mejor película que brindó Ridley Scott en los últimos años.
En realidad su talento como narrador nunca decayó pero los argumentos de sus filmes recientes generaron que esas propuestas no terminaran de convencer. Todavía me duelen los ojos al recordar los cocodrilos de animación computada de Exodus.
Por eso es muy importante destacar en este estreno el excelente trabajo que hizo Drew Goddard (el director de La cabaña del terror) en el guión al adaptar la novela El marciano, de Andy Weir.
Junto con la labor de Scott en los aspectos visuales, ambos artistas lograron construir un gran thriller de supervivencia que presenta la incursión más optimista es inspiradora del director inglés en el espacio.
Una sorpresa de esta película es el alto de contenido de humor que tiene la historia que contribuyó a darle muchísima humanidad a los personajes, muy especialmente al astronauta que interpreta Matt Damon.
No sé si esto también era parte de la novela original porque no leí la obra de Weir, pero en la película los comentarios sarcásticos del protagonista estuvieron correctamente insertados dentro del argumento.
Dentro de su narración el director fusionó a la perfección el drama con el humor que contribuye en varias escenas a descomprimir la tensión del conflicto.
Un elemento que tampoco suele aparecer con frecuencia en el cine de Scott. De hecho, los únicos filmes que hasta la fecha habían presentado diálogos graciosos eran Los estafadores (2003) y Un buen año (2006), con Russell Crowe, que son dos rarezas de su filmografía.