Por su escenario al aire libre pasaron Gardel, Fito Páez, León Gieco, Agarrate Catalina y una larga lista de artistas, elencos y compañías. Sin embargo, el Teatro del Lago, una joya arquitectónica en la ciudad de La Plata, ubicada en el Paseo del Bosque, hoy permanece abandonado, sin espectáculos y con un futuro incierto.
La última vez que se vio un espectáculo en su escenario fue en 2012. Desde ese momento, vecinos, académicos y artistas ven con tristeza el deterioro que va afectando la estructura del teatro, que se encuentra dentro de la órbita del gobierno bonaerense y cuya historia tiene más de cien años.
El origen del teatro se encuentra en el inicio del siglo veinte: en 1902, Nicolás Cúcolo, un ciudadano platense nacido en Italia, logró la autorización para levantar en una pequeña isla del bosque un espacio para hacer espectáculos al aire libre.
La primera versión del actual Anfiteatro Martín Fierro tenía capacidad para cien personas y, poco tiempo después, fue ampliado para recibir a 500 espectadores. Así se mantuvo hasta la década del cuarenta, cuando fue demolido. En el mismo lugar, durante el gobierno peronista, se levantó el actual edificio del teatro y adquirió la estética que hoy presenta. Actualmente, tiene capacidad para 2600 personas.
“Es un lugar muy atípico, muy particular y muy bello. Está en una isla artificial, rodeado de un lago, en un bosque hermoso y tiene cerca al Museo de Ciencias Naturales que está entre los diez más importante del mundo”, dice a Diario Vivo la arquitecta Marcela Nacarate, integrante de Defendamos La Plata, una asamblea de vecinos movilizada en defensa del patrimonio arquitectónico, histórico, urbano y ambiental de la región del Gran La Plata.
La arquitectura del anfiteatro, en tanto, es única. “Mantiene la forma de herradura de los teatros clásicos pero la diferencia es que es al aire libre y está en en el paseo del bosque, que es el pulmón verde de la ciudad. Tiene un estilo inspirado en la arquitectura griega y romana. La disposición en herradura de la platea responde a conceptos muy europeos”, describe Nacarate.
Por su parte, Fernando Francisco Gandolfi, profesor titular de Arquitectura e Historia de la Arquitectura, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de La Plata (UNLP), coincide en que el Teatro del Lago es “una obra singular” y la describe como “difusamente neoclásica tardía, porque es un edificio que tiene elementos clásicos, por ejemplo el arco de entrada. Pero es tardía para el momento de su construcción”. “Tiene una plena armonía, tanto en sus partes componentes como con su entorno inmediato. Cualquier ciudad del país o del mundo lo tendría entre sus bienes más valiosos”, añade Gandolfi en diálogo con Diario Vivo.
Sin embargo, hoy el Teatro del Lago luce con vegetación invasiva, pintadas, rejas que impiden el paso y asientos rotos.
Siete años de abandono
La última vez que el Martín Fierro tuvo actividad fue en 2012. “Empezaron a haber cada vez menos obras o con menos jerarquía. O sea, cualquiera podía pedir el teatro para cualquier cosa, y de a poco se fue dejando de usar hasta que se terminó cerrando y no entendemos porqué, ya que era un teatro que siempre se llenaba, que atraía a muchísima gente. Por estar emplazado en un bosque no era menos importante que cualquier otro teatro de cualquier ciudad”, dice Marcela Nacarate.
Desde entonces, el teatro se mantiene cerrado. Mientras esto sucede, la obra se deteriora producto de la falta de mantenimiento y el vandalismo. Para que vuelva a funcionar debería ser refaccionado. “Son varios los factores que vienen afectando su situación -dice Gandolfi-. Por empezar, la decadencia del Paseo del Bosque, que está prácticamente librado al paso del tiempo, y se va deteriorando con la instalación, por ejemplo, de puestos gastronómicos sin ningún tipo de control urbano y arquitectónico. Después, la propia decadencia del teatro, que ha sido abandonado. No se ha hecho nada en los últimos años y en el último intento, una especie de parodia de restauración por la falta de de condiciones de seguridad, murió un obrero de la forma más absurda”.
En 2014, el trabajador Julio César Carballo formaba parte de una cuadrilla destinada a pintar el teatro. Carballo perdió su vida cuando quiso sacar un helecho. Al hacer el intento, una viga se desprendió y aplastó al obrero. Tras la muerte del hombre, las tareas de mantenimiento en el lugar volvieron a paralizarse.
Desde el Ministerio de Cultura de Buenos Aires explicaron a Diario Vivo que en 2017 se llamó a una licitación para la refacción del anfiteatro, pero que “los oferentes pedían mucho más que lo que se podía pagar”. También señalaron que “todos los teatros de la provincia se están refaccionando” y que en 2020 se convocará a una nueva licitación, aunque esta estará atada a lo que pueda suceder en las elecciones de octubre. “Primero el Ministerio de Infraesctura debe presentar un plan de obra”, agregaron.
A pesar de la falta de mantenimiento, la buena noticia es que el lugar todavía puede recuperarse. En esto coinciden ambos especialistas consultados. “Estructuralmente está bien. Las paredes y los pisos también. Solo está agrietado el escenario. Lo que tiene a lo mejor es vegetación invasiva, muchos yuyos, que algunos no se arreglan solamente cortando el pasto sino que hay que hacer todo un tratamiento porque no están brotando del suelo sino de las paredes y eso hace que cuando la raíz crece empieza a expander la pared y se termina rompiendo la mampostería. El peligro más grande es el desprendimiento, pero todo es totalmente recuperable”, explica Nacarate. Y añade: “Se reconstruyó completa la ciudad de Varsovia, ¿y no podés levantar un edificio? No es cuestión de presupuesto, es cuestión de voluntades”.
Por su parte, Gandolfi destaca que “nada es irrecuperable”. “Obviamente a medida que pasa el tiempo es mayor el deterioro y precisamente por eso aumentan las dificultades y por supuesto los recursos (que deberán destinarse)”, advierte el profesor de la UNLP.
Sin embargo, las fuentes consultadas enmarcan la situación del Teatro del Lago en en una situación extendida al resto de la capital bonaerense. “Siempre digo que no es un edificio aislado. Si tenés una mirada integral de la situación arquitectónica, sobre todo en la ciudad, hay un desprecio generalizado por todo lo que es antiguo”, dice la integrante de Defendamos La Plata.
Gandolfi coincide: “Las obras que se hacen desconocen los valores de la ciudad, basta mencionar el ferrocarril que llega a nivel partiendo en dos a la ciudad. Obras prácticamente inconsultas, como la reestructuración de la avenida 51 entre 4 y 6, de gran impacto visual, pero asociadas a los intereses de comercios adyacentes. Es una ciudad prácticamente librada a las fuerzas del mercado”.
Mientras tanto, el Teatro del Lago sirve solo como un estacionamiento: ahora, en el espacio verde que rodea al anfiteatro, la Policía Bonaerense deja algunos de sus vehículos, y el anfiteatro sigue olvidado y se aleja de los años de actuaciones, números musicales y arte en el Bosque.
(Foto portada: El editor platense)