El poeta, editor y traductor Lawrence Ferlinghetti, miembro de la Generación Beat, falleció ayer a los 101 años en su casa de San Francisco, a causa de una enfermedad pulmonar, según informó su hijo Lorenzo al diario “The Washington Post”.
Fundador de la librería y editorial City Lights, desde la que publicó en 1956 “Aullido”, el célebre trabajo de de Allen Ginsberg, Ferlinghetti fue el responsable de difundir autores como Gregory Corso o Jack Kerouac, dando impulso en su país en la década de 1950 al movimiento beat.
El poeta y editor estadounidense había nacido en la ciudad de Nueva York en 1919, estudió y se doctoró en la Sorbona pero también pasó por las universidades de Carolina del Norte y Columbia, y participó de la Segunda Guerra Mundial.
A continuación, tres poemas de Ferlinghetti, el último de su especie.
El poeta como pescador
A medida que envejezco
percibo que la vida
tiene la cola en la boca
y otros poetas y otros pintores
ya no encarnan para mí
ningún tipo de competencia
El cielo es el desafío
el cielo
que aún debe ser descifrado
ese alto cielo
ante el que caen agobiados
los astrónomos
con sus grandes orejas electrónicas
ese cielo
que nos susurra constante
los secretos finales del universo
el mismo que respira
hacia adentro hacia afuera
como si fuera el interior de una boca
del cosmos
el mismo cielo
que es el borde de la tierra
y del mar también
el cielo
de voces múltiples y ningún dios
rodeando un océano de sonido
que devuelve ecos
como las olas
que estallan en el murallón
Poemas enteros
diccionarios completos
enrollándose
en la explosión de un trueno
Cada atardecer un cuadro instantáneo
cada nube un libro de sombras
a través de las que vuelan salvajes
las vocales de los pájaros
que llorarán repentinamente
Ese firmamento para el pescador
está despejado
a pesar de las nubes oscuras
Él lo observa
lo estima por lo que es:
el espejo del mar
a punto de precipitarse sobre él
en su bote de madera
al filo del horizonte oscuro
Nosotros lo imaginamos como un poeta
siempre cara a cara con la vieja realidad
donde los pájaros nunca vuelan
antes de la tormenta
No lo dudes
él sabe lo que caerá desde las alturas
antes de que amanezca
él es su propio vigía
en su embarcación
atento al sonido del universo
dando cuenta de las visiones
de la tierra de lo viviente
con su voz poderosa
Ropa interior (traducción: Violeta Villalba)
Anoche no pude dormir
pensando en la ropa interior
Alguna vez te has puesto a pensar
la ropa interior en abstracto
Cuando ahondas en ello de verdad
surgen algunos problemas inquietantes
La ropa interior es algo
con lo que todos debemos lidiar
Todas las personas usan
algún tipo de ropa interior
Los indígenas
Incluso los cubanos
El Papa lleva puesta ropa interior, espero
El gobernador de Luisiana también
Lo vi en televisión
Debía estar muy apretada
Se retorcía demasiado
La ropa interior puede ponerte en serios aprietos
Has visto los anuncios de ropa interior
para hombre y para mujer
tan parecida y tan distinta a la vez
Levanta en las mujeres
Mantiene abajo en los hombres
La ropa interior es algo
que hombres y mujeres tienen en común
Es lo único que hay entre nosotros
Has visto las imágenes tricolor
donde el círculo que encierra la entrepierna
muestra el área con ultra-resistencia
y extra-elasticidad
que promete completa libertad de acción
No te engañes
Todo se basa en el sistema bipartidista
que no permite mayor libertad de elección
por la forma en que las cosas están establecidas
Estados Unidos en su Ropa interior
lucha a través de la noche
La ropa interior controla todo al final
Tomemos por ejemplo el corsé
Sin duda una manera en que el gobierno
oculto y fascista
hace creer a las personas
todo menos la verdad
les dice lo que pueden o no pueden hacer
Alguna vez has tratado de sortear una faja
Es posible que la Acción No Violenta
sea la única respuesta
¿Gandhi usaba faja?
¿Lady Macbeth llevaba puesta faja?
¿Es esta la razón por la que asesinó al sueño?
Y esa mancha que solía frotar
¿Se encontraba quizá en su ropa interior?
Las damas anglosajonas modernas
deben padecer grandes complejos de culpa
siempre lavando y lavando y lavando
Esa maldita mancha
Ropa interior con manchas arto sospechosas
Ropa interior con tan angustiosas protuberancias
Ropa interior en el tendedero grandiosa bandera de libertad
Alguien ha escapado de su Ropa interior
Y puede estar en alguna parte desnudo
¡Auxilio!
Pero no te preocupes
Todos siguen colgados de ella
No habrá una revolución real
Y la poesía aún la ropa interior del alma
Y la ropa interior sigue cubriendo una multitud de fallas
—en el sentido geológico—
extrañas rocas sedimentarias, ¡incrustables grietas!
Yo de ti apartaría
ropa interior enorme para el invierno
No entres desnudo en esa buena noche
Y mientras tanto
mantente calmado, abrigado y seco
No vale la pena agitarse prematuramente
“por Nada”
Avanza con dignidad
la mano en el chaleco
No te pongas sentimental
Y la muerte no tendrá dominio
Hay bastante tiempo, querido
No somos acaso aún jóvenes y libres
No grites
Estaban levantando la estatua
Estaban levantando la estatua
de San Francisco
en frente de la iglesia
de San Francisco
en la ciudad de San Francisco
en una pequeña callejuela
justo al salir de la Avenida
donde los pájaros no cantaban
y el sol salía justo a tiempo
con su atuendo de siempre
y comenzaba a iluminar
la estatua de San Francisco
donde los pájaros no cantaban
Y un montón de viejos italianos
andaba por allí
en la pequeña callejuela
justo al salir de la Avenida
observando a los hábiles obreros
que levantaban la estatua
con una cadena y una grúa
y otros instrumentos
Y un montón de jóvenes periodistas
vestidos con camisa
tomaban nota de las palabras
de un joven cura
que apuntalaba la estatua
con todo lo que decía
Y mientras tanto
mientras los pájaros no cantaban
ninguna Pasión de San Francisco
y mientras los mirones seguían mirando
a San Francisco
con sus brazos extendidos
hacia los pájaros que no estaban allí
una muy alta y muy desnuda
joven virgen
con una muy larga y muy lisa
melena
y llevando sólo un pequeñísimo
nido de pájaro
sobre una parte muy existencial de su cuerpo
pasaba a través de la gente
mientras tanto
y subía y bajaba los peldaños
frente a San Francisco
todo el tiempo cabizbaja
y cantando para adentro