Dos días después de los enfrentamientos en Charlottesville, en donde una mujer murió y 19 personas resultaron heridas, el presidente estadounidense Donald Trump por fin condenó los actos de discriminación. “El racismo es el mal y aquellos que provocan violencia en su nombre son criminales y matones, incluidos el KKK, neonazis, supremacistas y otros grupos de odio que son repugnantes hacia todo aquello que amamos los estadounidenses”, dijo el magnate.
Trump, sin embargo, expresó su repudio a la violencia racista y xenófoba después de las declaraciones de otros republicanos y funcionarios que no dudaron en rechazar las manifestaciones de los grupos de odio, entre los que se cuentan el vicepresidente Mike Pence y el consejero de Seguridad Nacional, el general H. R. MacMaster.
“Independientemente del color de nuestra piel, vivimos bajo las mismas leyes y saludamos a la misma gran bandera y estamos hechos por el mismo Dios todopoderoso”, dijo Trump, en su vuelta a Washington, después de su estadía en Nueva Jersey, en donde se dedicó a jugar al golf y a lanzar amenazas de guerra contra Corea del Norte y Venezuela.
Además, aseguró que quienes impulsen acciones violentas “pagarán las cuentas” en la justicia. Las declaraciones de este lunes fueron diferentes a sus tibias palabras el día de los incidentes entre grupos neonazis y racistas con militantes antifascistas. Ese día, el presidente estadounidense solo dijo que rechazaba “la violencia de muchas partes”.
En un tono extrañamente pacífico para su estilo, hoy Trump afirmó: “Debemos amarnos los unos a los otros y demostrarnos afecto y unidad todos juntos en la condena de la intolerancia al odio y la violencia”. A pesar de lo prometido, el mandatario no respondió preguntas de los periodistas.
Más temprano, se había conocido la dimisión del asesor presidencial Kenneth Frazier, de la farmacéutica Merck. Frazier, afroamericano, explicó en Twitter la razón de su renuncia: “Los líderes de Estados Unidos deben honrar nuestros valores fundamentales al rechazar claramente las expresiones de odio, fanatismo y supremacía de grupo”. Sin dar nombres, estaba claro a quién se dirigía su mensaje.
Claro que el tono manso de Trump en su discurso no duró demasiado. Más tarde, volvió a ser él y cargó contra Frazier en Twitter. “Ahora que Ken Frazier de Merck Pharma ha dimitido del Consejo Manufacturero Presidencial, ¡tendrá más tiempo para bajar los precios de estafa de los medicamentos!”, escribió el empresario multimillonario devenido en presidente. Y todo volvió a la normalidad.