En el mundo artístico, de todo puede pasar, sobre todo cuando se trata de interpretación. Lo que para ciertas corrientes, era de mal gusto, o poco elaborado, sin sentido, para otras fueron obras que han cambiado el sentido del arte como se lo conoció hasta el momento.
No se puede aseverar que éste sea el caso, pero lo cierto es que cuando de estándares canónicos del arte se trata, museos como el Louvre es paradigma. Las autoridades del mismo, han decidido retirar una escultura construida por el colectivo artístico holandés Atelier Van Lieshout, que la habría exhibido en el marco del ‘Hors les Murs’ (Más allá de los muros), un programa organizado por la Feria de Arte Contemporáneo (FIAC).
Se trata de “Domestikator” una escultura-instalación de 12 metros construida con gigantes bloques rojos y naranjas, que emulan la figura de dos sujetos (¿animales?) teniendo relaciones sexuales. Las autoridades de reconocido Museo decidieron retirarla, dado que consideraron que se trataba de una figura demasiado explícita como para colocarla en el Jardín de las Tullerías del Louvre.
Bajo su punto de vista, la obra “corre el riesgo de ser malinterpretada por los visitantes”, quienes pueden intuir que la escultura muestra a dos personas manteniendo una relación sexual.
El colectivo holandés pretendía exponer el “Domestikator” entre el 19 y el 22 de octubre en el Jardín de las Tullerías. No obstante, el museo rechazó la obra de arte por tener una silueta sexualizada.
El colectivo explicó que la obra hace alusión a la forma de domesticación que el ser humano implementa sobre la naturaleza, pero los responsables del Museo no han cedido en la conceptualización, y decidieron retirarla de todas maneras, decisión que ha molestado a Joep van Lieshout, fundador del colectivo: “Esto es algo que no debería suceder. Un museo debe ser un lugar abierto para la comunicación. La tarea del museo y de la prensa es explicar la obra”.
En un articula del Le Monde Diplomatique, Francia, el director del Louvre, Jean-Luc Martínez envió una carta a los organizadores de la FIAC en la que expresaba su preocupación por la silueta: “Los comentarios online señalan que este trabajo tiene un aspecto brutal y corre el riesgo de ser malinterpretado por los visitantes de los jardines”.
Al mismo tiempo, Martínez también se mostró preocupado puesto que la escultura podría estar colocada cerca de un parque infantil lo que, bajo su punto de vista, añade “gravedad” al asunto. Por esa misma razón, el Museo Louvre ha descartado esta obra de arte que recorre el mundo desde hace más de dos años.
Sin embargo, la obra encontró otro espacio importante de emplazamiento para su exhibición, y no es nada más ni nada menos que en la entrada del Centro Pompidou, que decidió exponerla esta semana después del rechazo de la otra institución.
El director del Centro, Bernard Blistene, estimó que la obra es “una magnífica utopía en sintonía con el espacio público”, es por ello que Van Lieshout se congratuló de que el Pompidou “viera más allá de las interpretaciones sensacionalistas de esta obra”, que alude en realidad a “cómo los seres humanos utilizan la tecnología”, en un proceso durante el cual “domestican” el mundo, según su página web.
Es paradójico que en los espacios que concentran gran cantidad de cuadros expuestos, y que tienen como temáticas los desnudos, sobre todo los femeninos, así como los vínculos amorosos entre sus protagonistas, se sorprendan al tener que considerar si aceptar o no entre sus filas (o jardines) otro tipo de conceptos que lleven a otros extremos las percepciones e interpretaciones.
Quizás ésta obra pueda colaborar con la reflexión no sólo del concepto de domesticación y brutalidad con la que a veces la humanidad trata a su propio planeta, sino también a lo que aún falta para ello pueda visibilizarse.