Con el título “Las Meninas, Velázquez y la cámara oscura”, el arquitecto Miguel M. Usandizaga Calparsoro publicó los resultados del estudio de deconstrucción de perspectivas que le demandó diez años, sobre una de las obras pictóricas más importantes de Velázquez, “Las Meninas”, del Museo del Prado y la versión de Kingston Lacy en Dorset (Reino Unido), proponiendo a la segunda como el “negativo pictórico” de la primera como parte de la técnica utilizada para su creación.
Usandizaga, investigador en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), realizó su estudio con técnicas de “dibujo asistido por ordenador” (CAD), partiendo de la investigación de John Moffit (1983), mostrando los errores y aciertos de esta línea previa e investigando sobre la perspectiva y técnica usada por el arquitecto, pintor y escenógrafo Diego Velázquez en el siglo XVII, según informó hoy la agencia de noticias Efe.
En el artículo presenta pruebas gráficas y geométricas de que Velázquez usó una cámara oscura para pintar Las Meninas, y de este modo aclara la relación entre Las Meninas del Prado y las de Kingston Lacy.
“La perspectiva y las líneas generales de este último cuadro fueron trazadas por Velázquez usando una cámara oscura del tipo de cabina. Más tarde, tras alguna modificación e invirtiendo el funcionamiento de la cámara -iluminando su interior y oscureciendo la habitación-, Velázquez proyectó el cuadro pequeño sobre el lienzo en blanco del grande y trazó las líneas generales de ese cuadro siguiendo la proyección” y después completó el cuadro grande”, expuso Usandizaga en su texto.
Por último, remarcó que Velázquez le encargó a su yerno, Juan Bautista Martínez del Mazo, la copia de las figuras del cuadro grande sobre el pequeño que vendieron posteriormente y en donde “los reyes no aparecen reflejados en el espejo del fondo”.
En ese sentido, Usandizaga afirmó: “El cuadro de Kingston Lacy no es una copia, ni tampoco un boceto del grande. Ni es solamente de Velázquez, ni solamente de Mazo: es de los dos. Y es, concretamente, lo que podríamos llamar, por analogía con el lenguaje de la fotografía, el ‘negativo pictórico’ del cuadro grande”.
“Como ya hemos explicado, el cuadro grande es una copia del cuadro pequeño, ampliado usando una cámara oscura. Y el pequeño, ¿Cómo podía haber sido construido? Obviamente, en el interior de la misma cámara oscura, con su objetivo -su lente- situado en el punto de vista de la perspectiva de los dos”, detalló el investigador al reflexionar sobre el espacio en que el pintor barroco pudo haber pintado el cuadro.
A su vez sostiene que las dimensiones del cuadro de Kingston Lacy (más pequeño) permiten confirmar la tesis del uso de estos “ejercicios tempranos en el empleo de la cámara oscura”, por su parecido en las pinturas de Vermeer y los paisajes de la “Villa Medici” del propio Velázquez.
El uso de esta técnica (cámara oscura) no es explicitado por Velázquez, quién pintó el cuadro de grandes dimensiones en 1656 (381 x 276 cm), y cuya ubicación física tuvo que estar en concordancia con la “puesta en abismo” tan propia del Barroco, explicó Usandizaga.
El artículo de Usandizaga, profesor de la Escuela de Arquitectura del Vallès (Etsav) de la UPC e investigador del grupo de investigación Análisis Críticas de la Modernidad: Arquitectura y Ciudad de esa casa de estudios puede consultarse en
(Télam)