La llamada “Noche triste” es uno de los episodios más conocidos de la conquista española y de la resistencia de los mexicas. Entre el 30 de junio y el 1 de julio de 1520, Hernán Cortés y sus huestes emprendieron la huida de Tenochtitlan, en el actual México, aunque en el trayecto fueron sorprendidos por los tenochcas, ofendidos por la muerte de Moctezuma.
Aquella noche supuso una baja importante de españoles y sus aliados, tlaxcaltecas y huejotzincas. Pero tal vez lo paradójico de aquella sangrienta huida haya sido que muchos conquistadores murieron ahogados junto a las pesadas riquezas que habían obtenido de las comunidades originarias. Ahora, un grupo de arqueólogos mexicanos confirmó que un lingote de oro hallado el 13 de marzo de 1981 es un resto de aquella huida histórica
La barra de oro, hundido hace 500 años en los canales de México-Tenochtitlan, es un testimonio único de este episodio de la conquista. El objeto forma parte de las colecciones del Museo Nacional de Antropología (MNA) y fue analizado por el arqueólgo Leonardo López Luján, como parte de una iniciativa arqueológica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El análisis, según explicó López Luján, puso el “énfasis en su contenido porcentual relativo de oro, plata y cobre”, a través de un dispositivo de Fluorescencia de Rayos X (XRF). Los resultados coinciden con otras piezas halladas en la misma zona. Pero además, la ubicación del hallazgo concordaba con el camino seguido por Cortés y sus hombres en la “Noche triste”: el canal de Toltecaacaloco; quedando sepultado en su lecho, hasta que casi 460 años más tarde fue descubierto, a cuatro metros de profundidad, por un trabajador, conocido como don Francisco.
Otras de las conclusiones a las que se ha llegado en torno al “tejo de oro”, es que fue elaborado entre noviembre de 1519 y junio de 1520, por los “plateros” de Moctezuma que residían en Azcapotzalco, bajo la supervisión y los estándares de los conquistadores españoles.
“Las piezas mexicas fundidas procederían del ‘Tesoro de los antepasados de Moctezuma’, hallados por los españoles en el Teucalco (Casas Viejas de Axayácatl) o, quizás, del oro obtenido como botín de guerra en los almacenes reales de Petlacalco, las armerías del Tlacochcalco o los talleres artesanales del Totocalli”.
En todo caso, concluyó el investigador del INAH, Leonardo López Luján, el “tejo de oro” se exhibe hoy en el Museo Nacional de Antropología, “como dramático testigo material de la Conquista española y testimonio arqueológico único de la llamada ‘Noche triste’”.