Luego de que durante varias décadas se extendiera la presunción de que una aspirina a diario ayudaba a reducir el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular (ACV) y otros eventos cardiovasculares, esta idea ha llegado a su fin.
Según las nuevas “Guías para la Prevención Primaria de la Enfermedad Cardiovascular” publicadas este mes por el Colegio de Cardiología de los Estados Unidos y la Asociación Americana del Corazón desaconsejan esta práctica en adultos sanos.
El documento de las dos entidades estadounidenses presenta recomendaciones para prevenir las enfermedades cardiovasculares vinculadas con el estilo de vida y otros factores que influyen sobre el riesgo de padecer este tipo de afecciones, al tiempo que destaca los beneficios de la prevención primaria.
Pero en cuanto a la toma diaria de una aspirina, basándose en los resultados de los últimos estudios científicos, las guías ponen de manifiesto que esta recomendación puede generar más inconvenientes que beneficios en personas sanas, dado que aumenta el riesgo de hemorragias internas y de otros efectos secundarios.
“Es importante derribar el mito de la aspirina. En personas sanas, sin problemas cardíacos, su toma no previene la posibilidad de tener a futuro un problema del corazón. Por eso, es crucial remarcar que la estrategia más eficaz para la prevención de las enfermedades cardiovasculares es la adopción de hábitos de vida cada vez más saludables, basados en la práctica diaria de actividad física, mantener una alimentación variada y equilibrada, no fumar, reducir el consumo de sal, entre otros. Además de realizar chequeos médicos de manera periódica que incluyan el control de los factores de riesgo cardiovascular”, aseguró el médico cardiólogo y presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), Jorge Tartaglione.
“Muy distinto es su efecto en personas que ya han tenido algún evento cardiovascular, para las cuales la toma de la aspirina se indica para no incrementar el riesgo de volver a padecerlo. Si la recomendación del médico es tomarla, se debe continuar haciéndolo. Pero si lo hacía para prevenir un infarto, primero debe recurrir a su médico quien indicará qué es lo mejor en su caso”, concluyó el especialista.
Un estudio en particular halló que en los adultos sanos mayores de 70 años la aspirina no sólo no tuvo ningún beneficio evidente sino que supone un potencial daño, por lo cual las guías desaconsejan fuertemente la aspirina como terapia protectora en este grupo de la población.