El ACV es una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo: según la Organización Mundial de la Salud, una de cada seis personas sufrirá un evento de este tipo en su vida.
Este domingo 29 de octubre se el Día mundial de Ataque Cerebral o ACV y desde la comunidad médica resaltan la importancia de, en primer lugar, adquirir una forma de vida saludable que prevenga los ACV y, en segundo lugar, aprender a reconocer los síntomas de los accidentes cerebrovasculares.
“Son importantes las acciones de concientización para incrementar el conocimiento respecto a esta patología que afortunadamente hoy es tratable, ya que hasta hace algunos años no lo era”, señaló Victoria Marquevich, médica especialista en neurointensivismo y coordinadora de la Unidad Cerebrovascular del Hospital Universitario Austral. Y agregó: “Si bien se trata de un abordaje complejo, existen diferentes formas de reducir el impacto. Una de ellas es el reconocimiento precoz de los signos, para asistir inmediatamente a un Hospital que cuente con una unidad de ACV y por ende sea capaz de iniciar el tratamiento adecuado”.
Argentina no escapa a la realidad del ACV, que afecta a una persona cada cuatro minutos. Más de 18.000 personas mueren al año por esta causa, y es la primera causa de discapacidad y la segunda de muerte. Según la Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del año 2013, la prevalencia de ACV fue de 1,9 por ciento. El porcentaje de este indicador aumentó con la edad a partir de los 50 años.
Todos podemos tener un ACV y a cualquier edad. El ataque cerebral se puede prevenir. El 90 por ciento de los ACV se asocian a diez factores de riesgo que son controlables y tratables: ejercicio físico, peso y alimentación adecuados (poca sal y alcohol), evitar el cigarrillo, controlar la presión arterial, el colesterol y la diabetes.
Entre los síntomas a tener en cuenta, los especialistas cuentan que un lado del labio o de la boca se caiga, debilidad en uno de los brazos, incapacidad para hablar correctamente, advertir alteraciones en la visión de alguno de los ojos, la aparición de náuseas o pérdida súbita del balance y la coordinación, y la aparición de una sensación de confusión o dificultad para entender.