Una mujer maravilla en la incesante búsqueda de la paz

Lo nuevo de DC retoma el personaje de la súper heroína, al que le agrega un toque de inocencia, en una película que apunta más al público adolescente que al adulto, a diferencia de “Batman vs Superman” o “El Escuadrón Suicida”.

En comparación con sus competidores de Marvel (“X-Men”, “Capitán America”, “Iron Man”, entre otros), DC Comics venía perdiendo tanto en crítica como en taquilla, en esta oportunidad la productora acudió a la directora Patty Jenkins para que realice el nuevo universo de la icónica amazona.

 

 

“Su motivación es filosófica. No está simplemente eliminando a los malos o luchando contra el crimen, ella cree en la bondad y el amor. Es feroz y está dispuesta a luchar, pero sólo para proteger un mejor futuro para la humanidad. Es una historia sobre cómo madura”, argumentó la realizadora en una entrevista.

En esta explicación se encuentra el meollo de la trama y de la intención del film: despegarse de la violencia y la sangre de sus antecesoras, para ubicarse en el campo del cine para adolescentes, que todavía Marvel no exploró.

Para ello, la historia empieza y termina con Diana (Gal Gadot), quien, como empleada del Louvre, recibe de Bruce Wayne una fotografía de ella tras un combate en la Primera Guerra Mundial.

Jenkins utilizó el argumento original de las míticas amazonas griegas para explicar el origen de esta heroína, la cual es hija de la reina de su tribu y tiene una conexión especial con Zeus, el dios de dioses.

La misión de las amazonas es la de eliminar a Ares, el dios de la guerra, y, así, erradicar la maldad de la Tierra, motivo por el cual la cinta recae en la dicotomía de “buenos contra malos”, que ya había sido abandonada por el cine contemporáneo, lo cual deja fuera cualquier tipo de debate profundo o dilema moral.

Como para cimentar este nuevo plan de ingresar al mundo adolescente, la relación de amor pareciera haber sido escrita por el Vaticano (“Sólo duermen juntos los que están casados”, dice el piloto Steve Trevor); el grupo que acompaña a Diana incluye a las minorías (un borrachín escocés, un aborigen y un árabe, todos ellos asexuados) y los chistes livianos inundan la pantalla.

Además, el tratamiento cuenta con una magra rigurosidad en el diseño artístico al mezclar mitología griega con una anacrónica imagen renacentista de Zeus y un Ares con armadura medieval, aunque sobresalen las escenas de acción con un constante y muy bien utilizado stop motion y primeros planos de los rostros, en una semejanza a los movimientos que puede tener un video juego.

Aquí, más que la mano de Jenkins, quien contaba con “Monster: Asesina en serie” como único largometraje en su haber, se puede ver la de Zack Snyder, guionista de la cinta, pero con dirección en las películas de Superman y, sobre todo, en “300”, en la cual también viaja a la antigua Grecia.

Otro acierto de la producción fue el de elegir a Gadot como Mujer Maravilla: si bien su cara ilumina la pantalla cada vez que aparece, la cámara de la realizadora no abusa de los atributos de la israelí, sino que los usa para profundizar la sorpresa de los hombres al encontrar en esta mujer la salvación de la humanidad.